El sabio de Almafuerte

Almafuerte, el poeta de la fuerza telúrica de Argentina, en su seudónimo encierra su filosofía. Nacido el 13 de mayo de 1854 en Las Matanzas, fue bautizado como Pedro Bonifacio Palacios. Siendo niño quedó huérfano de madre y su papá lo abandonó poco después.

Quizá por eso es fácil adivinar que estos acontecimientos, sumados a la pobreza material, ayudaron a forjar su temple, seguramente favorecido por la buena crianza que recibió de algunos parientes.

De ahí que ese poema suyo, ‘Piu Avanti’, se haya convertido en himno:

“No te des por vencido, ni aun vencido,/ no te sientas esclavo, ni aun esclavo;/ trémulo de pavor, piénsate bravo,/ y arremete feroz, ya malherido./ Ten el tesón del clavo enmohecido/ que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo./ No la cobarde intrepidez del pavo,/ que amaina su plumaje al primer ruido./ Procede como Dios que nunca llora;/ o como Lucifer que nunca reza;/ o como el robledal cuya grandeza,/ necesita del agua y no la implora./ ¡Que muerda y vocifere vengadora,/ ya rodando en el polvo, tu cabeza!”

Es también autor de ‘El inmortal’, ‘Cantar de los cantares’ y ‘Lamentaciones y otras obras’. Almafuerte fue maestro de escuela y periodista. En este último oficio no era concesivo con los dirigentes políticos, de modo que estos le hicieron la vida muy dura, pero, como se deduce de ese poema, eso no lograba doblegar al sabio. Murió en La Plata a los 62 años.