Egan, con el poder de la ‘maglia rosa’
EL ESLOVACO SE IMPUSO AL ESPRINT EN LA 10ª ETAPA DEL GIRO DE ITALIA.
El velocista eslovaco Peter Sagan (Bora) se impuso al esprint en la 10ª etapa del Giro de Italia de ayer, con final en Foligno, mientras Egan Bernal (Ineos) conservó la ‘maglia’ rosa de líder de la carrera al día siguiente de hacerse con el primer puesto de la clasificación general en Campo Felice.
Hoy, equipos y ciclistas, estarán en la primera jornada de descanso de la competencia, para la cual se deberán fortalecer las estrategias, pues ayer Bernal vio cómo uno de sus rivales en la general, el joven fenómeno belga Remco Evenepoel le recortó un segundo en un esprint intermedio muy disputado a 18 km de la llegada.
“Sólo logré un segundo, pero no malgasté ningún esfuerzo”, declaró Bernal para justificar el meterse en un esprint de ese tipo, algo inhabitual en él, que el domingo logró la primera victoria en el Giro, una carrera que descubre este año, y la primera en una gran vuelta, ya que venció en el Tour de Francia de 2019 son el menor triunfo parcial.
Bernal fue tercero en ese punto, obteniendo un segundo de bonificación, pero entre él y Evenepoel se interpuso su compañero Jhonatan Narváez. Ahora separan 14 segundos a ambos ciclistas en la general. Otro colombiano fue protagonista en esta etapa: Fernando Gaviria. El velocista, que hasta ahora no había tenido suerte en las llegadas masivas, pudo disputar el esprint, siendo solo superado por el veterano Sagan. Otro colombiano, Sebastián Molano tiró de su compatriota a 250 m de la llegada, a la salida de una curva, pero fue Sagan el que se metió entre ambos y Gaviria no pudo remontar, pero llegó en segundo lugar. El Tercero en cruzar la meta fue el italiano Davide Cimolai y su compatriota Stefano Oldani fue cuarto en la etapa de 139 km.
La jornada estuvo marcada por los velocistas. La escapada del día (Pellaud, van der Hoorn, Marengo, Rivi, Goessens) llegó a su fin a 43 km de Foligno gracias al trabajo del equipo Bora al frente del pelotón. El ritmo fue lo suficientemente intenso para que velocistas como Merlier, Groenewegen y Nizzolo, quedaran descolgados en una pequeña subida que había en el tramo final.