Insensatez de Fecode

Han pasado 16 meses y aún hay cerca de 797 mil estudiantes que no regresan a clases presenciales. No es una cifra menor, si se tiene en cuenta que los niños de 5 a 16 años son 1, 45 millones. Mas de. 50 % está matriculado en el sector privado.

Al principio de la pandemia era natural que la incertidumbre y la desinformación sobre el contagio obligara a colegios y padres de familia a ser precavidos. Sin embargo, el tiempo mostró que es posible tener clases presenciales siempre y cuando se cumplan los protocolos de bioseguridad: buena infraestructura sanitaria, ventilación, aforo de salones, señalización adecuada y condiciones de distanciamiento.

Hoy casi todas las instituciones oficiales cumplen con los protocolos, solo faltan siete para llegar al 100 % de los establecimientos. Además, se ha vacunado al 71% del personal docente según la Secretaria de Salud.

Pese a ello, no hay voluntad de retorno por parte del sindicato del sector. Es respetable el derecho a la protesta, pero los intereses sindicales no pueden desconocer el derecho de la infancia que hoy reclama educación.

Lo cierto es que la calidad de las clases virtuales no es la misma que en un ambiente presencial. Además, no todos tienen acceso a computador, internet o espacios adecuados para el estudio, ni a un tutor que los oriente, pues muchos padres deben salir a trabajar.

El regreso es clase es necesario y urgente, no solo por pedagogía, sino porque el colegio es un espacio de cuidado para muchos niños.

Postergar la decisión como proponen los sindicados, aumentará las brechas educativas, agudiza la pobreza y los líos de aprendizaje y bienestar emocional de muchos estudiantes.