ADN Bogota

Tumaco, con la esperanza que dan los sueños infantiles

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Alan es figura clave de Tumaco.

Al ver los ojos inocentes y alegres de niñas y niños, resulta impensable que hayan nacido y crecido en medio de un contexto tan difícil como el de Tumaco. Allí está Alan, de 11 años, que cursa séptimo grado, y que desde los 8 hace parte de Liderando por la Paz; programa de la Fundación PLAN, que es posible gracias a la financiaci­ón del Gobierno Canadiense, y en el que además participa la Unidad para las Víctimas. Durante este tiempo, Alan no solo logró superar su timidez, ahora, como líder (o figura clave como los denomina el programa), enseña, con su ejemplo, el respeto a las niñas y al medioambie­nte.

Alan aprendió de ‘primeros auxilios emocionale­s’, que aún no ha tenido que dar: "Si voy a ayudar a alguien tengo que oír para entender lo que sufrió esa persona, saber por qué está así y buscar un buen consejo para que pueda liberarse. Un tormento así puede llevar al suicidio. Hay casos de violacione­s sexuales y de menores que estuvieron en grupos armados ilegales y tuvieron que cargar armas; segurament­e tienen secuelas”, cuenta, con una comprensió­n que asombra por su edad. En Tumaco, donde Liderando por la Paz ha realizado 3.825 actividade­s en los últimos cuatro años, los niños y las niñas tienen peticiones como: “Sueño con un Tumaco donde todos podamos ser felices y que la gente no meta vicios. Quiero un polideport­ivo”.

Kelly hace parte del curso de robótica de Quibdó.

FOTO: SANTIAGO SALDARRIAG­A.

FOTO: CÉSAR MELGAREJO

A través de cursos como el de robótica, el programa Liderando por la Paz ha logrado alejar a la niñez de los peligros de las calles de Quibdó y contribuir al cambio de estereotip­os de género.

Por ejemplo, Kelly Kasandra, de 14 años, es una de las estudiante­s que hace parte de este curso. Aunque antes no conocía sobre el tema, hoy domina con habilidad palabras como prototipo, sensores, buzzer, protoboard y arduino.

“Podemos hacer prototipos que ayuden a personas que tienen alguna discapacid­ad, o evitar accidentes en lugares con poca iluminació­n”, dijo Kelly. Precisamen­te, uno de los prototipos que hizo fue una maqueta de una calle, que cuando pasan los carros por un sensor de movimiento, se manda una señal que prende luces led en el camino.

Le ha gustado tanto que ahora el proyecto de vida de Kelly Kasandra es la robótica.

En el curso hay 15 niñas y niños de diferentes cursos y edades que fueron escogidos luego de completar algunas tareas. Por ejemplo, Kelly, con la ayuda de su hermano, armó un carro con un tarro y tapitas que se movía con empujones. “Ahora sé cómo hacer para que se mueva, pero con motores y cables”, precisa.

Cada estudiante de robótica recibió por parte del programa Liderando por la Paz un computador, un kit de robótica, programas y, por supuesto, toda la capacitaci­ón.

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