‘Casa de furia’, reflejo del país: Evelio Rosero
EN SU RECIENTE LIBRO, EVELIO ROSERO SIGUE HACIENDO UNA ALEGORÍA AL PAÍS.
Una fiesta de aniversario de bodas, una casa tradicional bogotana en la década de los setentas, una familia y visitantes, cada uno con su estilo característico, y una serie de historias que se unen en un solo espacio: ‘Casa de furia', la última novela del novelista Evelio Rosero, que ya nos tiene acostumbrados a vernos reflejados como nación en las sutilezas de sus historias y esta no es la excepción.
¿Cómo ha sido esa construcción desde Mateo solo?
Casa de Furia es mi décimo cuarta novela. Y por supuesto que existe una conexión interna desde la primera novela hasta la última. Se trata de una indagación que rige la obra de cualquier novelista, bajo diferentes luces, distintos parámetros, pero es la misma búsqueda, alimentada por diferentes experiencias. Mateo Solo es de 1984, y sin embargo sus detonantes primarios pueden ser los mismos de Casa de Furia. Las demás novelas, ubicadas en el medio, son como brazos de un mismo árbol, en el que he ido trabajando, buscando distintos cielos pero siempre con la misma tierra abajo, en las raíces.
Hay mucho de Colombia, su historia...
No podría ser de otro modo. Escribo sobre mi experiencia íntima, pero también sobre la realidad de mi país, que me afecta hasta el tuétano. El sentimiento, un dolor de estómago, todo, me parece, tiene que ver con el país y su historia.
Se ha dicho que es un laberinto del que se puede salir ¿Cómo los define usted?
Todavía no sé cómo salí yo vivo de ese laberinto que fue Casa de Furia a medida que la iba edificando. Mi propósito principal era que todos los personajes fueran protagónicos, y son realmente muchos los personajes que deambulan por sus páginas. Todo un reto literario,
“Casa de Furia es la culminación de todos estos ámbitos, no solo físicos sino humanos, tan colectivos como individuales. La casa puede ser perfectamente una alegoría del país”
Evelio Rosero que yo mismo me impuse. Nunca había escrito una novela con tantos personajes con ganas de gritar a cada vuelta de página. Ninguno palidece. Pero la realidad de novela negra que termina invadiendo la novela llegó de manera inesperada. ¡Casi no logro escapar del laberinto!
El centro es una casa y una fiesta familiar ¿cuál es la razón?
La casa es la casa de mis padres, y el barrio es La Castellana en 1970, que hoy es un edificio de apartamentos. A esa casa llegaban muchos parientes y amigos de visita. Hubo fiestas y serenatas. Allí instalé a mis personajes, que son el país, pero que muy poco tienen que ver con mi familia directamente.
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