La paz recorre los caminos de la verdad
‘JÓVENES, CLAVES EN LA PAZ’: FRANCISCO DE ROUX, PTE DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD.
Si bien el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, sabía que el esclarecimiento de los hechos del conflicto iba a ser doloroso y profundo, no esperó a qué punto llegaría este proceso que busca que la sociedad colombiana reflexione sobre lo que no se debe repetir.
El padre asegura que el hecho de que los jóvenes tengan claro este legado será un gran paso para avanzar en la construcción conjunta de una sociedad en paz y convivencia y los invitó a no dejarse manipular por las emociones, lo cual se convierte en base para la polarización que tanto daño le hace al país.
En entrevista con ADN, hizo un balance de los logros de este mecanismo y el tiempo extra que se requiere para que la presentación del informe no quede atrapado en la polarización de una campaña política.
¿Cómo explicar a los jóvenes lo que nos pasó?
Esta verdad es muy importante. Quienes nacieron a finales de los años 90 o en este siglo, no son responsables de lo que pasó. Sin embargo, si ellos y ellas no conocen lo acontecido, vamos a volver a repetirlo. Incluso con esto de los asesinatos de líderes y con los desplazamientos que hemos tenido, si los jóvenes no comprenden lo que pasó y no se toman la responsabilidad de entenderlo, podemos volver a repetir esa situación tan dura.
Ya han dado muestras de interés por la verdad...
Empezar, por supuesto, por tener el coraje de la verdad de ellos mismos, de ser libros abiertos, de manifestar lo que sienten y lo que piensan. Eso lo tuvimos, entre otras expresiones, durante el paro nacional, con toda su complejidad, pero había también una fuerza de autenticidad y sinceridad de decir ‘esto es intolerable, así no puede ser, tiene que cambiar'.
Y esa fuerza de los jóvenes se necesita. Están abiertos, sin prevenciones, a escuchar a todo el mundo.
¿Cómo ser neutral entre tantas posiciones?
La Comisión no tiene enemigos.
No estamos jugando a la política. No tenemos candidato político para las próximas elecciones ni vamos a hacer campaña. Los seres humanos son lo que nos interesa y también la verdad de lo que pasó cuando destruyendo a los seres humanos de este país, se destruyó la naturaleza, se rompieron los bosques, se acabó con los ríos, despedazaron nuestras montañas, pero quisiera enfatizar en que acercarse a la Comisión no es acercarse a un lugar de polémicas políticas o de preguntarse quién es el malo y quién es el enemigo. No estamos en contra de nadie, ni de Santos, ni de Uribe, ni de las FARC, ni del Ejército. Estamos en contra de que no se diga la verdad, del miedo, de la falta de autenticidad y del negacionismo porque con eso no se construye este país.
¿Usted imaginó que este mecanismo iba a permitir que la sociedad conociera tanta verdad?
Yo sí me esperaba algo muy complejo. Porque esto que nosotros hemos hecho no sale de la nada. Es el resultado de muchas personas e instituciones. Yo digo siempre que es como cuando uno tiene un repollo grande y este comienza a levantar capas y cree que ya llegó al final. Y cada vez le aparecen verdades nuevas, dolores, nuevos sufrimientos, indignaciones nuevas. Todos los días uno encuentra nuevas dimensiones para enfrentar la realidad de lo que ha pasado en Colombia en términos de esta victimización tan grande, tan generalizada, que tocó todas las clases sociales de Colombia, de todos los territorios, todas las ciudades, todos los pequeños pueblos. No hay nada en Colombia que no pueda encontrar un rincón donde usted no siente el golpe de este conflicto armado interno. Y claro, todo ese impacto y esa tragedia uno no se imaginaba que fuese tan profunda.
¿De quién es la verdad?
Podemos decir que la verdad no es solamente de los falsos positivos, de las masacres, de los niños y los jóvenes que perdieron las piernas en el campo por las minas, ni de los desplazamientos de cerca de siete millones de campesinos, o de los despojados de los cinco millones de hectáreas o más que les quitaron. No es solamente el secuestro, que fue tan duro y tan fuerte, o las extorsiones. No es solamente eso, parte de la verdad es toda la lucha, sobre todo de los jóvenes, por los derechos humanos y en los últimos años por la paz, el clamor por parte de las universidades, las organizaciones que salieron a la calle pidiendo la paz. Son las marchas, los grafitis, el teatro, la producción de cine colombiano. La juventud ha sido inmensa.
También son víctimas...
Nosotros calculamos, que por lo menos unas 4.500 personas, sobre todo jóvenes, en los últimos los últimos 30 años fueron asesinadas en Colombia y tienen esta característica, que es muy especial: luchaban por la paz, no estaban en la guerra con nadie, ni estaban con la guerrilla, ni estaban con los paramilitares, ni estaban metidos en el Ejército. Luchaban por la paz y soñaban que un día iban a poder vivir en paz en nuestras ciudades y en nuestros campos, pero murieron soñando. Es decir, fueron asesinados mientras soñaban que un día la paz iba a ser posible en Colombia. Y fueron asesinados porque eran incómodos, porque tenían el coraje de enfrentarse para decir como lo dicen las mujeres de la organización femenina popular: “No parimos hijos para la guerra, sino para la paz”.
QUISIÉRAMOS INVITAR A LOS JÓVENES A NO DEJARSE ATRAPAR POR LOS INTERESES DE GUERRA'
ESTAMOS EN CONTRA DE QUE NO SE DIGA LA VERDAD, EL MIEDO Y EL NEGACIONISMO'
¿Qué invitación les hace a los jóvenes?
Quisiéramos invitar a los jóvenes a no dejarse atrapar por los intereses de guerra. Quisiéramos que ellos entendieran que todo lo que la guerra tocó en Colombia lo dañó. La guerra no hizo bien en nada y lo primero que hizo fue dañar a los propios sujetos que se metieron en la guerra, los