Afganistán, ya no es igual para las mujeres
LAS MUJERES AFGANAS QUEDARON ATRAPADAS EN UN NUEVO ESCENARIO EN EL QUE LAS LEYES ESTRICTAS MUSULMANAS LES OBLIGA A RETROCEDER DÉCADAS DE LOGROS EN MATERIA DE EDUCACIÓN, ACCESO A DESARROLLO PROFESIONAL, TRABAJO Y LIBERTAD DE MOVIMIENTO.
“No podemos ver a un país retrocediendo décadas o siglos”, fue la alerta con la que la Nobel de la Paz, Malala Yousafzai, hizo un llamado para que el mundo defienda a las mujeres y a las niñas de Afganistán, en momentos en los que los talibanes declararon el dominio, tras la salida de las fuerzas de Estados Unidos, lo que representa riesgos para los avances logrados en materia de educación, trabajo y libre movilidad.
La activista, quien sobrevivió en 2012 a un atentado de los talibanes por defender la educación de las mujeres, calificó de “crisis humanitaria”, lo que vive Afganistán y llamó a los líderes mundiales a tomar posturas valientes para defender a las mujeres y las niñas.
Lo cierto es que las mujeres tienen razones para temer. Para una mujer afgana, la diferencia entre haber marchado al extranjero o, como la mayoría, haberse quedado en su país, es en estos momentos el todo o la nada, vivir riendo o morir en vida. Así lo describe Khadija desde Kabul, por teléfono a su cuñada Mina, en Madrid: “Morir en vida. Mañana ya no iré a la universidad. Los talibanes son como animales, no entienden el Corán. Para ellos las mujeres no deberían educarse. Se acabó todo para nosotras”, y comentó que su esposo le pidió no salir pues en las calles hay patrullas de talibanes haciendo anuncios como que las mujeres mayores de 15 años deben casarse. “No quieren que seamos independientes, nos van a matar si salimos solas a la calle, o a tirarnos ácido a la cara”, denuncia Khadija, quien cree que ninguna mujer podrá elegir su vida. Opina que “la mayoría de los talibanes tiene delirios y problemas mentales y no entiende lo que es Afganistán, muchos ni siquiera son de aquí. Es la diferencia de ser mujer en un país con libertades o sin ellas, la suerte de estar protegida por un Estado o despertarte un día en una enorme cárcel de mujeres”.
Respuesta mundial
La Unión Europea fue una de las primeras autoridades en responder. El miércoles, en una declaración firmada conjuntamente con otros 20 países, subrayó que las mujeres y niñas afganas, “como todo el pueblo afgano”, merecen vivir con “seguridad y dignidad”, al tiempo que alertó de que cualquier forma de “discriminación y abuso” debe ser prevenida y advirtió de que vigilará que cualquier futuro gobierno asegure los derechos y libertades que han sido “parte integral de la vida de las mujeres y niñas en Afganistán en los últimos 20 años”. En el mismo sentido, Estados Unidos pidió a los talibanes que cumplan las promesas de respetar los derechos ciudadanos, incluidas las mujeres, que hicieron al tomar el poder.
“Si los talibanes dicen que van a respetar los derechos de sus ciudadanos, esperamos que mantengan esa declaración y la cumplan”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en una rueda de prensa.
Futuro en juego
El temor no es infundado, pues el terrorismo y una postura extrema de las leyes y la jurisprudencia, que relegan a la mujer, son el sello del movimiento insurgente Estado Islámico (EI).
De hecho, el Consejo de Seguridad de la ONU, mostró ayer preocupación por el avance del movimiento. “Todos somos testigos de la rápida evolución de la situación en Afganistán, que podría llegar a tener implicaciones para la paz y la seguridad en todo el mundo”, aseguró el director de la Oficina de Lucha contra el Terrorismo de la ONU, Vladimir Voronkov, quien remarcó que se “está priorizando sus esfuerzos en reagruparse y resurgir en Irak y Siria”. A ello se suma el hecho de que los principales líderes del EI, como Mawlawi Hibatullah Akhundzada y el Mula Abdul Ghani Baradar Akhund, se caracterizan por su estricta aplicación de la ley y la jurisprudencia islámica, que limita muchos de las libertades y derechos logrados por las mujeres en 20 años de lucha contra este régimen por parte de occidente.