‘Amarres’, mito que llega a las pantallas
SU PARTICIPACIÓN ES FUNDAMENTAL PARA PENSAR EN NUEVOS RUMBOS.
En un momento complejo de la coyuntura nacional, en donde la polarización política alcanza límites preocupantes, el clamor por un cambio cada vez se hace más común entre esa otra gran mayoría de colombianos que se resisten a seguir en medio de dos posiciones tan radicales como perjudiciales.
Por eso, y cuando muchas de esas voces que se levantan exigiendo nuevos aires e ideas frescas que inviten más bien a la unión hacia propósitos colectivos, la intervención de los jóvenes en estos temas resulta determinante.
De acuerdo con Carlos Escobar Uribe, decano de la facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad El Bosque, la democracia se sostiene del activo interés social por la política. Para él, que los jóvenes participen en la vida pública, reflexionen sobre sus problemas, propongan y critiquen a sus gobernantes es condición necesaria para una democracia incluyente y participativa.
“Lo contrario, la apatía política, permite perpetuar a la clase política tradicional y sus prácticas clientelares. Son los jóvenes con su participación quienes pueden retar la escena política visibilizando nuevos temas en la agenda pública y obligando la renovación del debate ideológico tradicional”, enfatiza Escobar.
Al respecto, Gabriel Clavijo, docente de Ciencia Política del Politécnico Grancolombiano, señala que la participación de los jóvenes es importante porque sobre esta población recaen la mayoría de los problemas actuales en cuanto a inserción laboral, inequidad en cubrimiento del Estado y atención a población vulnerable. Y agrega que la intervención de esta población es fundamental para la revitalización de la política en el país, para hacer visible a un grupo de personas que tradicionalmente ha sido relegado.
“Otro punto importante a observar es la dinamización de las formas tradicionales de ‘hacer política'; esto es que con la acción de los jóvenes se refrescan y se renuevan las formas tradicionales de la política, con alianzas con grupos de interés y a través de la representación política por medio de ‘caciques' regionales o dentro de las ciudades. Los jóvenes proponen una manera de hacer política mucho más directa, en donde sean ellos mismos quienes entran dentro de las discusiones de las agendas políticas regionales y nacionales. Así se rompe el círculo de la ‘clientelización' política y también bajan los índices de corrupción”, dice el docente del Politécnico.