Machos = castrados
No hay ejemplo más claro del patriarcado que lo que está pasando en Afganistán.
Los talibanes son la encarnación del dominio total de los hombres hacia las mujeres y la niñez bajo un enfoque paternalista y la prolongación de dicha domesticación, inhibitoria de derechos, a la sociedad en general, lo que, por supuesto, implica el sometimiento de los varones considerados más débiles.
Mucho se ha dicho sobre lo terrible que es para nosotras este paradigma de más de veinticinco siglos y de los días insoportables que vienen para las afganas, tras 20 años en un régimen que respetó sus derechos y deseos.
Sin embargo, no somos conscientes de lo horrible que es el machismo con los mismos hombres.
Por ejemplo, no sé si saben de la ‘Bacha bazi'; una práctica de ese país que consiste en que tipos adinerados o militares maquillan y disfrazan de féminas a niños y adolescentes para luego someterlos a abusos sexuales.
Pero, si allá la crueldad androcéntrica es frentera, aquí es hipócrita y si no lo creen, piensen en la cantidad de sacerdotes pederastas protegidos por la iglesia católica.
Ojalá entiendan que toda esta cultura misógina, homofóbica y discriminatoria construye una personalidad masculina a partir de esquemas de violencia y humillación.
¿A cuántos de ustedes no los volvieron machos a punta de maltratos, burlas y coacción? ¿A cuántos no les gritaron de niños ‘no sea nena', ‘no llore', ‘marica'?
Señores: dense cuenta de que, mientras el patriarcado los castra, el feminismo les propone una identidad más plena, equitativa y por ende, mucho más feliz para sus vidas.