Protesta social, en calma
La convocatoria a Paro Nacional transcurrió con poca asistencia.
Los principales sindicatos del país realizaron ayer una nueva jornada de protesta que evocó las multitudinarias protestas vividas entre marzo y mayo, pero que no contaron con el apoyo de sectores populares y de la juventud como las anteriores.
La mayor concentración, como era de esperarse, se realizó en Bogotá, donde varios centenares de personas hicieron el ya tradicional recorrido desde el Parque Nacional a la céntrica Plaza Bolívar, donde se encuentra el Congreso y la Alcaldía.
En la capital, más de un centenar de personas desfilaron en grupos muy atomizados, de forma pacífica. Los sindicatos colombianos pretenden agilizar los trámites en el Congreso para que se debatan los proyectos de ley que radicaron al comienzo de la legislatura, a finales de julio, con reivindicaciones sociales.
También buscan volver a expresar el rechazo contra la reforma tributaria que ha presentado el Gobierno, una más humilde y que defienden que no afecta a las clases medias y bajas, después de que las masivas manifestaciones de los últimos meses tumbaran la anterior y forzasen la dimisión del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla.
“Esta reforma pretende congelar los salarios por 10 años a los trabajadores públicos y darle facultades al Gobierno para liquidar entidades, lo que puede derivar en una masacre laboral”, dijo el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Francisco Maltés. Además, según explicó el líder sindical, también quieren que el Gobierno acate las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tras la visita, en la que pide mayores esfuerzos para vigilar la actuación policial y una mayor garantía de respeto a la protesta pacífica.
Las movilizaciones, que se dieron con poca asistencia en otras ciudades como Cali, Medellín o Barranquilla, no contaron con el apoyo de algunos círculos de la llamada primera línea (los jóvenes que, con la cara tapada y ataviados con escudos artesanales y cascos, interponen su cuerpo al de la fuerza policial en las protestas). Los jóvenes consideran que los sindicatos no los representan y critican que tampoco hubiese diálogo ni hayan tenido en cuenta sus reivindicaciones.