Pedagogía y sanción
Mientras transcurre en Francia el Congreso Mundial de la Naturaleza, en el que se han escuchado diversos llamados a la protección de la biodiversidad, al cuidado de la selva y de los mares, desde varios frentes siguen llegando informes sobre el grave daño que los seres humanos le estamos causando al planeta.
De los últimos informes que han llegado a mis manos me llaman la atención dos temas en particular: el manejo de los plásticos y el grave daño que están causando en las fuentes de agua los pesticidas utilizados en para la agricultura.
Sobre el tema de los plásticos hay una amplia literatura que señala que, utensilios de uso diario como los vasos, platos y cubiertos desechables son fuente de gran contaminación. Ya se han dado los primeros pasos para controlar de una mejor manera este asunto pero uno sigue viendo cómo en los supermercados, por ejemplo, la gente sigue saliendo con sus compras en bolsas plásticas en lugar de llevar las reciclables o reutilizables. Hay muchas alternativas que podrían ayudarnos a disminuir el impacto de nuestras actividades en este campo, pero faltan conciencia y voluntad. Se trata, principalmente, de cambios de comportamiento, de rutinas, que si bien exigen esfuerzo, la recompensa será la respuesta que le demos a la incertidumbre sobre nuestro futuro como especie.
Frente al tema de los pesticidas hay decisiones más complejas. Se requieren no solo la voluntad de la industria agropecuaria sino la fortaleza estatal y la decisión para establecer políticas y regulaciones que tracen el marco de lo que se puede y no se puede usar. Frente a ambos temas, la pedagogía y la sanción son claves para lograr los objetivos.