Aliado en el camino
EL GAS NATURAL VEHICULAR REDUCE EMISIONES CO2.
No hay duda de que hacer uso de tecnologías limpias de combustión trae beneficios para el medioambiente, la economía e incluso, la salud pública. Una de esas es la utilizada por el gas natural vehicular (GNV), que incursionó en el país hace 30 años por la Costa Atlántica y llegó al interior hacia el 2000.
Se estima que actualmente son más de 600.000 los vehículos que se han convertido a la tecnología y usan GNV para su desplazamiento diario y además, desde 2018 empezaron a rodar los denominados vehículos dedicados, es decir, aquellos que vienen concebidos de fábrica para usar este tipo de combustible.
“Se trata de vehículos que tienen amplios recorridos y que son enfocados al segmento de trabajo, por ejemplo, flotas corporativas, unidades para el transporte de carga, servicios de salud y taxis entre otros”, asegura John Ladino, director de Movilidad de Vanti.
De acuerdo con Ladino, se viene desarrollando junto con los fabricantes automotrices la instalación del kit de gas natural desde cero kilómetros y con garantía de fábrica, con 12 marcas y 32 líneas diferentes de vehículos. “Adicionalmente, por las carreteras del país se encuentran rodando más de 500 vehículos de carga pesados dedicados a gas natural vehicular, los cuales están aportando a la reposición de flotas y la transición hacia combustibles de bajas emisiones”, añade.
Desde el Gobierno se impulsa la incorporación de tecnologías más limpias y eficientes para la movilidad.
Algunas empresas han empezado a recorrer el camino hacia la transición de su flotilla a combustibles limpios.
Control y reducción
En términos de ahorro en combustible, el aproximado alcanza hasta el 40 por ciento frente al valor que deben destinar los que recargan con gasolina. A ello se une la reducción de gases contaminantes emitidos a la atmósfera y ambos integran dos de las variantes que inclinan la decisión de los conductores para realizar la conversión de su vehículo a GNV.
“El uso de gas natural vehicular reduce hasta en un 23 por ciento las emisiones de dióxido de carbono y hasta un 90 por ciento las de material particulado en comparación con el uso de gasolina en motores de combustión interna”, dice el directivo de Vanti. A esto se suma la reducción en los mantenimientos, el aumento de la vida útil de las calibraciones y el óptimo desempeño del vehículo.
Edgar Cubillos, conductor de buseta con motor diésel por más de 20 años, que usó el ACPM como combustible, adquirió en 2017 un vehículo que traía incorporada la tecnología GNV y tras cuatro años de uso, asegura evidenciar ventajas significativas. “Hay más economía en el mantenimiento, esta buseta es menos contaminante en comparación con otras que utilizan ACPM. En cuanto al ahorro, para recorrer 280 kilómetros realizo una inversión de $104.000, mientras compañeros que tanquean con diésel, pagan hasta $15.000 más”, concluye.