Desandar para avanzar
La vida nos muestra el camino que debemos seguir. Claro, continuamente hay tropiezos que nos obligan a tomar decisiones, algunas de ellas nos llevan más lento al mismo lugar, otras agilizan la llegada a la meta y, claro, otras nos desvían y podemos perder el rumbo.
Esta introducción la hago para referirme a la llegada de James Rodríguez a Catar, pues a muchos nos parece una medida difícil e incluso inesperada. Quizás sea una decisión que corrige el camino e implica recular para retomar la ruta correcta o, de pronto, se trata de un giro que lo puede perder.
James estaba en un punto de su vida profesional que le exigía tomar decisiones difíciles, pues, aunque llegó a la elite del fútbol, no pudo mantenerse allí en los últimos años; incluso parece lucir devaluado en Europa y en nuestra propia selección, a la que no ha sido convocado. ¿Será un error este cambio de ruta? Acá hay varias interpretaciones. En primer lugar, llegar a la cima no siempre es el mayor reto, sino mantenerse allí, pues esto exige nuevas habilidades y una madurez que, de pronto, no se tienen con una llegada precoz.
Una segunda reflexión es que, a pesar de alcanzar el éxito, en ocasiones hay que desandar un poco, tomar recursos que no se contemplaban y volver a conquistar la cima, ahora con mayor consciencia y madurez. Así leo la decisión de James, ojalá acierte, por su bien y por el de nuestra selección.
La situación de la nueva estrella del Al Rayyan es una excusa para reflexionar acerca de nuestras decisiones e incluso para definir nuestras metas. En esta historia hay puntos clave, como el verdadero valor del éxito, la importancia de estar dispuesto a retroceder y la inteligencia para ajustar el objetivo.