Tres semanas de una gran furia volcánica
EL DESPERTAR DE CUMBRE VIEJA, EN CANARIAS.
Tres semanas después de despertar, el volcán de Cumbre Vieja, en la isla española de La Palma, continúa generando nuevas coladas de lava y expulsando gigantescos bloques de material volcánico -algunos del tamaño de un edificio de tres plantas-, en un proceso eruptivo que ha aumentado en los últimos días a consecuencia de los derrumbes registrados en el área del cráter.
Desde que entró en erupción el pasado 19 de septiembre, el volcán ha arrasado una superficie de 525 hectáreas y destruido 1.186 construcciones, mientras que 95 están en riesgo por el trayecto que han tomado las recientes coladas.
La nueva colada de lava, con temperaturas de hasta 1.240 grados centígrados, ha destruido las pocas edificaciones que quedaban en pie al norte de la localidad de Todoque, una de las más afectada, según informó el Instituto Volcanólogico de Canarias (Involcan).
Los expertos aseguran que la evolución de la erupción continúa dentro del proceso normal de un volcán mientras siguen monitorizando su actividad para garantizar la seguridad de las personas.
El Cabildo (gobierno) de La Palma explicó que se permitirá la entrada a los vecinos evacuados con propiedades fuera del perímetro de seguridad para recoger ropa y enseres, y para ello el acceso será controlado y contarán con el acompañamiento de personal de seguridad, previa coordinación con su Ayuntamiento. El fuerte sonido que emite el volcán al expulsar el magma, junto a las explosiones y los sismos, sigue acompañando a los vecinos de las zonas aledañas, una situación que se hace dura durante la noche. Los terremotos siguen siendo abundantes, per localizados entre 10 y 15 kilómetros de profundidad, e incluso a más de 20, por lo que los expertos temen que se pueda abrir una nueva zona eruptiva.
En la rueda de prensa diaria que ofrecen los especialistas que trabajan en la Cumbre Vieja, ofrecieron estimaciones de la cantidad de magma arrojada por el volcán en estas tres semanas, que varía entre los 39,6 millones de metros cúbicos, según un cálculo del Involcan a partir de la emisión difusa de dióxido de azufre, y los 60 millones de metros cúbicos que estima un programa de satélite. Este "baile de cifras" da idea de la dificultad de calcular el volumen de magma en estos momentos, explicó la científica María José Blanco.