Amor ético
Gracias a feministas de la tercera ola como Kate Millet, Simone de Beauvoir o Betty Friedan sabemos que 'Lo personal es político'. Al reivindicar el derecho a la sexualidad o denunciar toda forma de violencia hacia nosotras, ellas también propiciaron la identificación del amor como una categoría social donde se libran batallas por el poder.
Y es que, los esquemas androcéntricos que nos rigen todavía enseñan a hombres y mujeres conductas y expectativas afectivas contradictorias. Por poner un ejemplo: mientras a nosotras nos enfatizan como gran objetivo de vida lograr que un hombre nos despose, a ellos los exhortan a tener muchas aventuras románticas, y mejor aún, si son extra matrimoniales.
Dichos esquemas se evidencian incluso dentro de la comunidad LGBTI y aunque están cambiando, todavía se difunden en la música popular y otros productos culturales. Es el caso de algunos tangos donde se valida el feminicidio como en 'Noche de reyes'; ciertos reguetones donde hacen del sexo oral un motivo para humillarnos como en 'Eso en cuatro no se ve', o baladas que siguen invitando a la mujer a la sumisión absoluta como en 'Yo te amo, te amo' (tómame, déjame, cómprame, véndeme…)
Pero, si el feminismo sigue expandiéndose por el mundo, dentro de poco en colegios y universidades existirán asignaturas que enseñan a amar con ética y equidad y tal vez, independiente del género, las personas podrán demandar ante un juzgado a quien jugó con sus sentimientos por daños y perjuicios ¿Por qué no?