Una familia que huye
La foto de una familia tomada de la mano,que corre en la cancha de un estadio de fútbol mexicano, huyendo de la violencia, es un sinsentido que refleja una tragedia con un saldo de varios muertos. Más que una simple imagen, esta escena expresa un grito de auxilio, un llamado a proteger la vida, un clamor por la familia.
La mirada angustiada del padre proyecta el temor que siente de que sus hijos y esposa sean agredidos, que la irracionalidad de los violentos llegue hasta su hogar. De seguro, ellos asistieron al estadio a vivir un momento de alegría y entretenimiento, alentando a su equipo por el esfuerzo colectivo y por la sana competencia, pero conscientes de que es posible ganar, perder o empatar.
Sin embargo, esa familia se encontró con una realidad cruda y que desnuda nuestros valores sociales: todos queremos ganar, pisotear al otro, pasar por encima y demostrar que somos superiores, más poderosos, más inteligentes o más adinerados. Esto genera una espiral de ambición desmedida, una estela de insensibilidad, agresiones y muerte.
La imagen revela el principio y el fin de esta tragedia, pues es en la familia donde se deben inculcar valores de respeto, tolerancia, responsabilidad y empatía; de lo contrario, al final, es dicha institución social la que padecerá las consecuencias de los ciudadanos indolentes.
Hoy vemos familias completas huyendo de la violencia y otras sobreviven fragmentadas por la muerte o el abandono de sus integrantes. Seamos autocríticos en el seno de nuestros hogares y actuemos para mejorar la salud mental de nuestra sociedad.