Colombia
Como una respuesta seria, académica y contundente al bodrio racista que nos pretende meter como teoría el profesor Enrique Serrano de la Universidad del Rosario sobre la historia de Colombia y, al mismo tiempo, como un contrapeso con la manera agradable, de viejo cachaco oligarca bogotano, con que nos repasa sesgadamente su visión el columnista Antonio Caballero, el historiador Jorge Orlando Melo aporta su análisis a la formación de Colombia con un libro fundamental, que pone al que se lea comparativamente los tres libros a discernir sobre qué clase de país hemos logrado ser.
En su ‘Historia Mínima’ de Colombia, el antiguo director de la Biblioteca Luis Ángel Arango nos va introduciendo en el recuento de lo vivido desde que apenas éramos una nación de un poco más de 100 tribus subdesarrolladas en su mayoría a lo largo de la cuenca del río Cauca hasta llevarnos a detectar cómo sobrepasamos el yugo de la iglesia, que bajo la presunta bandera española nos armó el tinglado administrativo y moral de este país de vengadores.
Es un libro sereno, aunque como casi todos los de su estirpe, lleno de plenitud hasta cuando aparecen la violencia y el narcotráfico y el fantasma promotor de Álvaro Uribe y en dos o tres páginas despachan superficialmente la mayor parte del siglo 20.
GAZAPO: en la página 228 , renglón 8 de la bella edición de Turner y el Colegio de México,el autor dice que en 1957 “el cardenal Perdomo “se enfrenta a Rojas Pinilla para que no se reelija. Está confundido,Monseñor Perdomo había muerto 7 años antes y nunca llegó a ser cardenal. Pero como siempre fue igual por siglos y siglos, no importaría quién fuera el arzobispo de Bogotá, se le disculpa el gazapo.