EL APUNTE
● Un nuevo laboratorio universitario en Nebraska va a estudiar a 200 perros, con permiso de sus dueños, para determinar cómo piensan y de qué manera la consciencia canina afecta física y emocionalmente a los seres humanos.
Según Jeff Stevens, director del nuevo proyecto de la Universidad de Nebraska en la ciudad de Lincoln (UNL), los perros tienen su propia consciencia, manera de pensar y percepción del mundo, distintas a las nuestras, pero capaces de modificar las habilidades cognitivas de los humanos.
“Los perros, como mascotas o como perros trabajadores (policía, rescate, detección) están en constante interacción con nosotros. Lo que queremos explorar es cómo tratan su propia conducta cuando quieren hacer algo que sus dueños no quieren”, explicó Stevens en declaraciones vía telefónica.
“Dicho de otro modo, estudiamos a los perros en un contexto social humano para ver cómo se relacionan con nosotros y con otros perros”, agregó.
Con ese propósito, Stevens, de 44 años, creó el Laboratorio de Cognición Canina e Interacción Humana El estudio busca establecer las relaciones de los perros con otros ejemplares de su especie y si pueden controlar sus impulsos.
como parte del Departamento de Psicología de UNL, donde él dicta clases de psicología comparativa.
Este experto en ecología y evolución, completó su doctorado en la Universidad de Minnesota y luego realizó estudios adicionales en Harvard y en el Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, en Berlín (Alemania). ● LA META es determinar si los perros cooperan entre ellos, si actúan impulsivamente o si pueden controlarse y si el nivel de autocontrol puede modificarse. Se trata de ver si “pueden resistir la tentación de hacer lo que ellos quieren, o si pueden postergar el impulso”. Por ejemplo, quizá un perro quiera salir corriendo tras una ardilla o acercarse a un desconocido pero no lo hará si su dueño o entrenador le piden que no lo haga. O quizá el cambio de conducta se deba a la presión de otros perros, como cuando perros de distintos dueños salen a pasear juntos.
Durante su carrera, analizó la conducta de 12 especies de animales con poca o ninguna interacción constante con los humanos, como ardillas, lémures, chimpancés y peces. Y ahora, por primera vez, se enfoca en perros.
“De niño me gustaban los animales y siempre quise entender no solamente su conducta, sino el porqué de su conducta. Y ese fue el foco de mi doctorado, las habilidades cognitivas y el proceso de decisión de los animales”, aseguró Stevens.
Cero castigos
Aunque después de miles de años junto a ellos los humanos sabemos cómo se comportan los perros, aún no sabemos el porqué, dijo Stevens. Para responder a esa pregunta, el fin de semana pasado el nuevo laboratorio de UNL quedó informalmente abierto con la llegada de los primeros perros, que fueron recibidos con juguetes y comida.
Durante las investigaciones ninguno de los perros será inyectado u operado ni habrá castigos de ningún tipo. De hecho, los perros solamente jugarán y, mientras lo hacen, serán observados por medio de cámaras estratégicamente ubicadas en el laboratorio.
Los dueños de los perros también tendrán acceso a lo que graben esas cámaras.