Cada día morirían 76 adolescentes por sida
URGEN AVANZAR EN INVESTIGACIÓN, PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO.
En los próximos 12 años, o sea de aquí al 2030, el planeta podría presenciar la muerte de unos 360.000 adolescentes como consecuencia del sida o de alguna enfermedad relacionada con el síndrome.
Así, cada día morirían unos 76 adolescente, alertó ayer el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Eso, si no se avanza en investigación, prevención y tratamiento.
Los nuevos contagios en población de 0 a 19 años, con base en proyecciones y tendencias actuales, se estima en 270.000 en 2030, lo que supone la baja de un tercio respecto a las actuales, según el informe ‘Niños, VIH y Sida: El mundo en 2030’, publicado a dos días del Día Mundial de Lucha contra el Sida.
Las muertes en niños y adolescentes por sida o enfermedades relacionadas bajará de 119.000 hoy a 56.000 en 2030, el año fijado por la ONU para haber erradicado la enfermedad.
Pero sumando esas muertes acumuladas, los datos arrojan que casi 80 adolescentes morirán de media cada día hasta ese año.
“El informe deja claro, sin lugar a dudas, que el mundo está equivocado cuando se trata de acabar con el sida en niños y adolescentes para 2030”, señaló la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
“Los programas para tratar el virus y prevenir su contagio entre otros niños distan muchísimo de lo que deberían ser”, dijo.
Unos 700 adolescentes de entre 10 y 19 años se infectan cada día con el virus del sida. Y según los Objetivos del Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, para 2030 la cifra de nuevos contagios en niños durante su primera década de vida debería reducirse a la mitad, y 29 % entre la población de 10 a 19 años.
Hoy en día, 3 millones de niños y adolescentes viven con VIH en el mundo, y más de la mitad de estos se encuentran en el sur y este de África.
Unicef dice que hay dos grandes fallos en la respuesta a la enfermedad: el lento progreso en la prevención del VIH entre los niños y el fracaso al enfrentar al conductor de la epidemia, que hace que muchos niños y adolescentes desconozcan si tienen el virus y que cuando lo saben, muy pocos son los que siguen el tratamiento.