A la derIVA
Difícil conseguir un aguacate de 2 mil. La promoción de 3 piñas por 5 mil en los puentes de la ciudad se acabó. Parece ser que la especulación por el posible IVA a la canasta familiar ha generado alzas en tiendas, graneros y ventas informales. Se divulgan por redes sociales estrategias de resistencia ciudadana a este despropósito, como comprar en plazas de mercado, colectivizar la compra de productos básicos, hacer alianzas con pequeños productores campesinos. La zozobra por este incremento nos tiene estresados. La plata cada vez alcanza menos y al parecer lo que nos espera a los contribuyentes es más impuestos, o sea, más abrochados.
De alguna manera somos responsables de este panorama. Nos ha faltado más control político a nuestros gobernantes; le estamos debiendo a las veedurías ciudadanas que son contrapesos a la corrupción y al derroche en el gasto público; todavía nuestra inmadurez política nos lleva a votar con emotividad, desinformados por la manipulación mediática. El próximo año nos enfrentaremos a otra contienda electoral; ojalá no olvidemos este trago amargo y tengamos la capacidad de razonar y elegir un camino en el que garanticemos bienestar, progreso, estabilidad para el porvenir. Mientras tanto es buen momento para dinamizar las ciudadanías activas, críticas, pensantes. No podemos seguir en el silencio, la pasividad, la resignación. Si las cosas no andan bien, si el malestar es generalizado, si el desacuerdo salta a la vista, digámoslo sin miedo, conversemos entre familia, vecinos, en nuestros lugares de trabajo. Nos merecemos un mejor vivir.