La difícil situación del Deportivo Cali
Continuidad de Pelusso y amenaza de revocatoria, temas difíciles en el Cali
● Muy tenso, echando humo. Así está el ambiente al interior del Deportivo Cali con la situación del cuerpo técnico que encabeza Gerardo Pelusso, cuya continuidad depende de lo que ocurra el próximo domingo (5:30 p.m.) frente al Pasto en el último partido de la Liga Águila II-2018.
Después de la derrota 1-0 en Bucaramanga era insostenible la presencia del entrenador charrúa, pero los empates de Rionegro y Nacional desencadenaron un nuevo aire que tiene flotando a Pelusso, no obstante que la clasificación a los cuartos de final siga pendiendo de un hilo.
Pelusso manifestó en la rueda de prensa en Bucaramanga que estaba esperando la llegada del presidente Juan Fernando Mejía, quien se encontraba compitiendo en la Maratón de Nueva York. Pues bien, este martes se reunieron en Pance y la determinación fue que el charrúa esté en el banco frente al cuadro nariñense y de acuerdo con lo que ocurra en la jornada final del todos contra todos se tomará una decisión definitiva.
Los aficionados ‘verdiblancos’ siguen reaccionando con cólera por la mala campaña de Pelusso, con el argumento de que el Cali perdió identidad, siendo demasiado defensivo y no aprovechando los argumentos de ataque con que cuenta con su plantilla para mostrar buen fútbol y efectividad.
Es tanta la incomodidad que incluso ya se mencionan nombres como los de Luis Fernando Suárez, Hubert Bodhert y Flabio Torres para reemplazarlo, aunque Bodhert renovó contrato recientemente con el Once Caldas y eso complicaría un posible acercamiento.
De otro lado, un sector de socios ha sostenido reuniones previas para solicitar una asamblea extraordinaria que les permita un cambio del Comité Ejecutivo, que se eligió en 2017 para un periodo de cuatro años. Y están tan radicales en su objetivo que manifiestan que si Juan Fernando Mejía no procede a ci- tarla, acudirían a los votos estatutarios para convocarla por su cuenta.
Como puede verse, es el momento más complicado para los actuales directivos desde que asumieron sus cargos. Por un lado, la zozobra de confirmar su eliminación o que se les dé un milagro para entrar a los ocho, y por otro, la arremetida de asociados que buscan moverles el piso.