Caterine es la mejor atleta del mundo
La antioqueña tuvo una temporada 2018 llena de éxitos y mira hacia Tokio.
Caterine Ibargüen, la niña que no quería crecer más para no distinguirse sobre sus compañeras de colegio, ha crecido hasta convertirse en la mejor atleta mundial del año, un reconocimiento oficial de la IAAF que compartió con el keniano Eliud Kipchoge.
El deporte colombiano, en pleno auge, continúa agigantándose: desde ayer tiene una nueva referencia orbital en esta antioqueña de 34 años que estuvo a punto de abandonar el atletismo con 24 pero que fue felizmente rescatada en 2008 por el entrenador cubano Ubaldo Duany, quien todavía rige sus pasos.
Nacida en el barrio obrero de Apartadó, Caterine tuvo “una pobreza feliz”, según sus palabras, y soñó con ser bailarina hasta que su físico poderoso le permitió sobresalir en deportes como el voleibol antes de caer en el atletismo. A los siete años se fue a vivir con su abuela Ayola Rivas tras la separación de sus padres.
“La influencia de mi abuela fue muy importante, fue quien estuvo ahí desde el principio cuando empecé a entrenar. Con ella tuve una infancia feliz”, recuerda.
Probó fortuna en carreras que iban de la velocidad al mediofondo, pero la entrenadora Regla Sandi- no la condujo al salto en todas sus versiones: largo, alto y triple.
Ibargüen pasó inadvertida en los Olímpicos Atenas 2004 (eliminada en la calificación de altura con 1,85 metros), no clasificó para los de Beijing 2008 y amagó con dejar el atletismo con solo 24 años.
Se graduó de enfermera en la Universidad Metro- politana de Puerto Rico, y allí, en 2008, fue recuperada para el atletismo por Duany, quien la hizo olvidarse del salto alto para convertirla en la reina del triple en el universo.
Un ejercicio de 15,17 metros le dio el oro olímpico en Río 2016, cuatro años después de haber ganado la plata en los de Londres. Desde aquella final olímpi- ca londinense, Caterine sumó 33 victorias consecutivas en alta competición.
Ganó la liga de Diamante de la especialidad de triple en 2013, 2014 y 2015, los títulos mundiales de Moscú 2013 y Beijing 2015, y alcanzó su actual récord personal (15,31) el 8 de julio de 2014 en Mónaco.
La colombiana tiene un biotipo privilegiado, por su combinación de potencia y agilidad, para los saltos: 70 kilos y 1,81 metros de estatura. Ahora, en plena madurez, ha escalado los muros de la gloria.
Su trayectoria la avalaba como favorita: campeona de la Copa del Mundo, ganadora de la Liga de Diamante tanto en triple como en longitud (con solo 24 horas de diferencia), campeona centroamericana y del Caribe en ambos saltos, invicta en sus ocho competiciones en triple.
Era la quinta vez que el nombre de la multisaltadora antioqueña figuraba entre las candidatas del trofeo. Fue aspirante en 2013, 2014, 2015 y 2016, y regresaba como una de las cinco finalistas después de su ausencia en 2017.
El año próximo, en los Mundiales que se llevarán a cabo en Doha (Catar), tendrá una sola misión, recuperar el título mundial que obtuvo con un salto de 14,85 metros en Moscú 2015 y cedió a la venezolana Yulimar Rojas en Londres 2017.