Lecciones y milagros
Aveces es difícil entender los milagros que nos ocurren. En diciembre pasado tuve un accidente que me ha impedido realizar mis labores cotidianas. Lo que era sencillo de hacer como moverme en mi propia casa, salir o trabajar, hoy se dificulta.
Una fractura de tibia y peroné, con afectación del tobillo me ha enseñado mucho. No sólo del valor de cada célula de mi cuerpo, de la familia y los amigos, sino de las dificultades de moverse para una persona con lesiones o discapacidad.
La mayoría de edificios no cuentan con facilidades de acceso y los riesgos se multiplican, las escaleras no reúnen requisitos técnicos, las rampas son demasiado inclinadas y los andenes están llenos de obstáculos. He comprobado lo que puede afectar a la hora de caminar un andén con irregularidades, hay quienes construyen inclinaciones para que ingrese su carro, sin pensar en los peatones, pues hace que el esfuerzo se multiplique para poder seguir adelante. Esto, sin contar los excrementos de mascotas que se dispersan a lo largo de un corto recorrido de una cuadra, convirtiéndose en un nuevo obstáculo a superar.
Alguna vez escuché a alguien decir que los milagros llegan de forma incomprensible. Así veo mi accidente. Me ha enseñado a conocer la ciudad que tanto amo de maneras inesperadas y a entenderla como un reto diario que deja lecciones.