Un paso a la estabilidad emocional
dice la escritora Sophie Sabbage en una de sus célebres obras, “la palabra cáncer es como una pistola: está cargada con significados comprimidos, amenazadores y aterradores que se han incrustado en nuestra psique cultural”. Y es que además de las complicaciones de salud, el cáncer ataca la integridad psicológica de quien la padece, llevándolo incluso a perder el ánimo para seguir luchando por la vida.
Es aquí donde el círculo familiar cobra relevancia, pues depende de ellos brindar soporte psicológico y moral para que el tránsito sea lo menos traumático posible.
“El sentirse apoyado y acompañado por los seres queridos es de gran valor para el paciente por lo que es muy importante que todas las personas cercanas a él logren hacer un proceso de aceptación del diagnóstico y entiendan en qué consiste el tratamiento”, cuenta Mónica Giraldo Castaño, psicóloga del Área Médica de la Liga Colombiana Contra el Cáncer.
Es así como el círculo más cercano al enfermo, como lo explica Giraldo, es normalmente la red de soporte primario y en donde se puede ubicar el cuidador principal. Este último se convierte en el apoyo del paciente para realizar tareas relacionadas con la enfermedad tales como trámites administrativos, suministro de medicamentos y acompañamiento a citas y quimioterapia, e incluso tareas del día a día como cocinar, cuidar a los hijos o sacar a la mascota.
Por su parte, María Mercedes Bedoya encargada del acompañamiento psicooncológico de la Asociación Colombiana de Enfermos de Cáncer coincide con todo lo anterior al afirmar que contar con la red de apoyo familiar puede generar en el paciente un sentimiento de resguardo y soporte que permite amortiguar el impacto emocional que el diagnóstico, los tratamientos y la evolución de la enfermedad trae.
No obstante, es importante tener en cuenta que los extremos son malos, en el sentido que se debe evitar algunas conductas que podrían resultar perjudiciales para el proceso de la enfermedad. Por un lado, se encuentra el exceso de responsabilidad, por eso es necesario evitar recargar a una sola persona con el cuidado del enfermo. Por el contrario, dentro del círculo familiar primario puedan construir una red de soporte donde no se sobrecargue a ningún miembro.
El otro extremo se refiere a la sobreprotección, ya que como lo explica Giraldo, es vital que no se invalide al paciente y más bien se le motive a participar en las actividades en la medida en que su fuerza física y su condición de salud se lo permitan.
Por esta razón, la ayuda psicológica y la psicoeducación es fundamental para todos los miembros de la familia con el fin de ayudar a entender la enfermedad.