La CES se abre a la tecnología ‘adulta’
EN FERIA TENDRÁN ESPACIO PRODUCTOS CON CARÁCTER SEXUAL.
La feria de electrónica de consumo CES, la mayor del mundo y que se celebra en Las Vegas (EE. UU.) abre sus puertas por primera vez en esta edición a la tecnología de carácter sexual, después de la polémica del año pasado en este campo.
Con más de 170.000 visitantes registrados y 4.500 exhibidores (1.200 de ellos empresas emergentes), la CES es el escaparate ideal para multitud de compañías que crean productos "para adultos" y que hasta ahora tenían una visibilidad limitada por las restrictivas políticas de la feria.
A mediados de 2019, la Asociación de Tecnología para Consumidores (CTA, por su sigla en inglés), la organizadora del evento, decidió que 2020 fuera un "año de prueba" en el que por primera vez se pudieran mostrar abiertamente productos como vibradores, juguetes sexuales y otros dispositivos estimulantes, e incluso se creó un premio de tecnología sexual dentro de la categoría de salud y bienestar. El anuncio rompió con una tradición de años en la CES que prohibía de forma explícita en sus políticas la exhibición de productos que pudieran ser percibidos como "inmorales, obscenos, indecentes, profanos o que no estuvieran a la altura de la imagen de la CTA".
Esta norma provocó gran revuelo el año pasado, cuando la organización premió y luego retiró el galardón a la empresa emergente Lora DiCarlo por la fabricación de Osé, un robot de masajes femenino para estimular el orgasmo. Según sus creadores, Osé está diseñado para "imitar las mejores características de los tocamientos humanos" y combina un masajeador del punto G con una boca de clítoris para "excitar y estimular ambos puntos de placer de forma simultanea".
La decisión de retirar el galardón causó indignación entre asistentes, exhibidores, medios de comunicación y en las redes sociales, al considerarse una medida sexista que menoscababa un producto destinado al disfrute sexual de las mujeres. CTA se vio forzada a considerar válido el premio, a emitir una disculpa pública y a comprometerse a reconsiderar su política con relación a la tecnología sexual, lo que unos meses más tarde derivó en la decisión de que la edición de 2020 fuera un "año de prueba" en este sentido y se relajaran las políticas restrictivas.