Continúa el S.O.S. a favor de Australia
VARIAS ESPECIES ANIMALES SIGUEN SIENDO SALVAGUARDADAS.
Por segundo día consecutivo, cayeron fuertes precipitaciones en Australia, dando un respiro a los bomberos que luchan contra los incendios que han devastado el sudeste del país, aunque varios fuegos seguían fuera de control.
Los incendios iniciados en septiembre, sin precedentes por su magnitud y duración, han dejado 28 muertos, destruido centenares de viviendas y causado también la muerte de más de 1.000 millones de animales.
La temporada se vio agravada por el clima particularmente caluroso y la ausencia de lluvia en los últimos meses, debido al cambio climático.
Ayer, las más intensas lluvias en diez años cayeron en algunas de las regiones situadas cerca de los incendios más importantes, una “excelente noticia” según el servicio rural de lucha contra los incendios de Nueva Gales del sur. Sin embargo, una treintena de incendios seguían fuera de control.
Decenas de fuegos también estaban activos en Victoria. En cambio la lluvia no cayó en la isla Canguro, un verdadero santuario para una fauna y flora de excepción.
Las llamas devastaron el parque, matando a gran parte de la población de koalas y amenazando con erradicar completamente algunas especies de aves y marsupiales. Sin embargo, la perspectiva de un clima más húmedo dejaba entrever una clara mejora.
Koalas rescatados
Gran parte de los animales afectados han tenido sus hábitats destruidos, por lo que los expertos advierten contra el riesgo de extinción de algunas especies.
Los koalas concentraron gran parte de la atención mundial, y las fotos de estos animales salvados de las llamas dieron la vuelta al mundo. Pero ayer, algunos otros animales fueron rescatados.
Estas lluvias torrenciales son un arma de doble filo. En efecto el agua puede complicar la intervención de los camiones de bomberos, obligados a aventurarse en caminos embarrados, según las autoridades.
Desde el inicio de los incendios, una zona de 100.000 kilómetros cuadrados ha quedado devastada por el fuego. La inmensidad de esta destrucción es uno de los catastróficos ejemplos del cambio climático, al que el planeta se enfrenta de forma cada vez más frecuente, según científicos.