Carreras virtuales y reales: las fronteras
ESPECTADORES ESPERAN LO MISMO EN CARRERAS DE VIDEOJUEGOS.
Obligados a recurrir a la videoconsola por falta de carreras de motos y autos reales por la pandemia, los pilotos profesionales son víctimas también de sus errores y sus fallos al volante.
El último ejemplo fue el del piloto francés de Indycar Simon Pagenaud. En su última vuelta de una carrera virtual el pasado fin de semana, el vencedor de las 500 Millas de Indianápolis de 2019 ‘sacó’ de la pista al piloto británico de Fórmula 1 Lando Norris cuando éste iba a ganar. Todo ello sin que nadie sufriera daños físicos, pero se produjo en el marco de una competición Indycar iRacing Challenge muy seguida en las redes sociales.
“Me estuve entrenando durante 24 horas para tomar bien las curvas” del óvalo de Indianápolis, un circuito en el que nunca había corrido, lamentó Norris, de 20 años, en su cuenta Twitch, una plataforma de eSport en la que se difunden las carreras. “Y todo porque un tipo se enoja porque un piloto que no corre la Indycar va a ganar, lo echa todo por tierra. Pero es así”, lamentó.
Norris volvió a la carga en una entrevista posterior en ESPN: “Siempre se espera que la gente se comporte de manera profesional como pilotos de experiencia. Aunque sea virtual”.
En esa misma carrera, el joven estadounidense Santino Ferruci provocó otro accidente, aunque no recibió por ello tantas críticas como el francés en las redes sociales. Quizá
porque, a sus apenas 21 años, ya ha visto afectada su reputación por varios accidentes en circuitos reales.
El piloto estadounidense, Kyle Larson, de Nascar, acaba de pagar caro el haber olvidado que la frontera entre lo real y lo virtual está difuminada.
En una carrera de eSport transmitida por las redes sociales a mediados de abril, lanzó un insulto racista. Arrepentido, admitió no tener excusas por su comportamiento, aunque eso no le libró de una suspensión por parte de la Nascar y del despido de su equipo.
Ahora deberá participar en cursos de sensibilización al racismo antes de ponerse de nuevo manos al volante. El psicólogo del deporte Eric Nihous hace un paralelismo entre los videojuegos y los crueles cuentos para niños de antaño. “Sirven para exteriorizar los impulsos agresivos”.