Belalcázar, un debate con tela para cortar
ALCALDÍA ABRE ESCENARIO PEDIDO POR ACADÉMICOS. HAY POLÉMICA.
La Alcaldía de Cali le puso una manta a la estatua y abrió un diálogo ciudadano.
A la misma hora que en Popayán se encendía debate por la derribada de la estatua de Sebastián de Belalcázar en Popayán, la carta de un colectivo de pensadores llegaba al alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina.
La misiva plantea sacar la historia inmovilizada en monumentos y estatuas para analizarla en aulas, plazas, bares, esquinas y cocinas. “Nos limitamos a motivar respuestas o preguntas (individuales o colectivas) con algunos elementos teóricos e históricos para ampliar información a personas y entidades interesadas”. La carta es del colombo-francés Ives Moniño, doctor en filología; Salomé Rodríguez, doctora en Arte; el ingeniero Alejandro Saucedo; y el arquitecto Gustavo Adolfo Vivas, quien estuvo vinculado a universidad Politécnica de Valencia.
Desde la noche del domingo la Alcaldía cubrió con tela blanca la estatua de Belalcázar. Fue una manera de prevenir ataques, pero sobre todo de poner sobre la mesa el tema. El secretario de Cultura de Cali, José Darwin Lenis, dijo que “está abierta la discusión”.
Para el concejal Roberto Rodríguez habría extralimitación de funcionarios del gobierno distrital, al proponer un debate público. El tema le compete al Ministeriio de Cultura. “Lo que se está haciendo es generar una acción en contra de un monumento que se instauró en ese sitio desde 1937”.
Después de la derribada de la estatua en Popayán corrieron rumores. El secretario de Seguridad local, Carlos Rojas, dispuso un equipo para evitar atentado contra Belalcázar y se pueda conversar en paz. “Si hay un debate podemos abrir espacios de diálogo”. Lenis dijo que el análisis podría considerar la permanencia, el traslado o la llegada de otros símbolos de ciudadanías que no se sienten incluidas.
Gustavo Álvarez Gardeazábal recordó que ha escrito siempre “de la falsa historia de Belalcázar, desde órdenes de la cruz y espada que nos conquistaron y colonizaron. Cuando llegó era Sebastián Moyano y venía de matar a garrote a un hermano. Cuando a un criminal se le tumba la estatua hay un alto significado que ojalá el pais y mundo lean”.
Académicos señalaron diferencia de actitudes de los alcaldes de Cali y Popayán, este último ofreció recompensa por quienes tumbaron la estatua. El arquitecto Vivas dijo que el debate se pudo quedar en bandejas de no leídos o borrados, si los indígenas no hubieran hecho el acto en Popayán. “Como casi todos los eventos de la vida, hay dos o más caras: Es condenable atentado contra patrimonio, pero es también saludable empujón para abordar debate histórico, étnico, social y cultural, arrinconado en Popayán, Cali y otras ciudades iberoamericanas desde hace más de 5 siglos”.