Aprender a cambiar
Parece inevitable hablar del covid-19 y de todas las implicaciones que tiene en aspectos como la economía, el desarrollo social, los sistemas de salud pública y tantas otras cosas que se están viendo transformadas debido a las medidas que deben tomar los países para evitar que se incrementen los contagios.
Y uno de esos temas que se han visto afectados es el de la lucha por el medio ambiente. Pasamos de un optimismo desbordado por parte de algunos, que consideraban que las cuarentenas en todo el mundo iban a modificar el ritmo con el que estamos acabando con los recursos naturales, a un pesimismo frente a los efectos negativos que son más evidentes: el uso de plásticos, de material desechable, que se incrementó durante la pandemia.
Ahora los países han estado saliendo del aislamiento y comienzan a recuperarse las actividades económicas. Con ello, importantes actividades como el turismo recobrarán su fuerza en beneficio no solo de las empresas, sino de las comunidades. ¿Aprendimos algo del covid-19? Tal vez es demasiado temprano para saberlo. Pero hay que tener en cuenta un aspecto fundamental: la enfermedad no ha desaparecido. Tenemos que aprender a convivir con ella y tomar las medidas de prevención adecuadas.
Una enseñanza, precisamente, podría ser esa. Que el planeta sigue girando y, sin las medidas precisas para cuidar de él, llegará un momento en el que no haya un después para la humanidad. Aun es tiempo de aprender. Todavía podemos cambiar.