A soñar en grande
Una de las imágenes más hermosas, en mi concepto, que dejó el deporte la semana anterior fue la del abrazo que Juan Pablo Montoya dio a Tatiana Calderón tras culminar en el Top-10 de la categoría LMP2 en las 24 Horas de Le Mans.
La foto, tomada por Diego Mejía y publicada en su cuenta de Twitter (@diegofmejia), deja en evidencia el esfuerzo y el trabajo de esta colombiana llena de talento, quien desde pequeña se puso como meta seguir los pasos de su ídolo, el mismo Montoya, quien ha sido su consejero.
En su paso por la Fórmula 3 Británica, la Fórmula 2 y la Súper Fórmula Japonesa (hoy), entre otras divisiones, Tatiana ha demostrado tener las condiciones y, sobre todo, la constancia para luchar por su sueño de llegar a la Fórmula 1.
Allí, justamente, fue la décima mujer en la historia en conducir un monoplaza, algo que cumplió en 2018 durante unas pruebas del equipo Alfa Romeo Sauber; sin embargo, tiene otro anhelo, competir.
En un medio machista como el automovilismo, en el que solo hay 20 puestos para participar en la máxima categoría, la bogotana sigue dando de qué hablar logrando incluso lo que otros de su generación no consiguieron por diversos factores, entre ellos el económico.
Para muchos el hecho de que una mujer vuelva a correr en la F1 parece lejana, pero lo cierto es que Tatiana ha venido ‘haciendo el curso' para alcanzar lo que un día cumplieron Maria Teresa de Filipis, Lella Lombardi, Divina Galica, Desiré Wilson y Giovanna Amati, quienes se batieron con los hombres en plena competencia. Ojalá algún día se le dé.