Zambrano brilló con la de plata
EN UNA EMOCIONANTE carrera, el atleta colombiano Anthony Zambrano alcanzó el segundo lugar en los 400 metros planos, en Tokio.
Antes de irse a la cama Miladis Martínez recibió la llamada de su hijo desde Japón, le dio la bendición y le auguró una gran carrera. Ambos oraron por lo que sería la participación de Anthony en la final de los 400 metros planos masculinos, una de las disciplinas estrella de los Juegos Olímpicos.
Al colgar, la madre del atleta intentó conciliar el sueño pero fue en vano, durante el resto de la noche solo pensaba en todo lo que habían sufrido y sacrificado para llegar a donde está el guajiro, el camino que tuvo que trasegar para alcanzar el sueño de una presea olímpica.
En la madrugada de ayer la ansiedad le ganó, se levantó a orar y se arregló para recibir a sus vecinas, las mismas que la habían acompañado en las jornadas de clasificación, ‘Las Mejores’, como se autodenominan, una a una fueron llegando: Yuss, Selena, Cindy, Kelly, Carolina, Vicky y Damaris, todas dispuestas a animar desde el pequeño apartamento de Villa Serena, en Soledad, a Anthony quien a miles de kilómetros lucharía por estar en el podio.
Pero esta vez no estuvieron solas, periodistas, camarógrafos y reporteros gráficos de innumerables medios de comunicación se dieron cita junto a Miladis y sus amigas para acompañarlas y relatar la emoción de la madre y vecinas del atleta de Maicao, criado en Barranquilla, donde se forjó como un destacado deportista y, en la actualidad, ídolo mundial
Oración y apoyo
Previo a la competencia iniciaron una cadena de oración y encomendaron las piernas, los pulmones y la mente de Anthony a Dios. Instantes después, apostados frente al televisor de 50 pulgadas en el centro de la sala vieron volar al joven de 23 años, forjado a punta de esfuerzo y sudor, impulsado por todo un país y por ellas, su madre y las vecinas que con sus gritos levantaron a todo el conjunto.
Y si, Anthony voló, su remate fue sensacional, los últimos 100 metros, los corrió con el alma, olvidando el dolor en su cuádriceps y enfocado en la meta, a la cual llegó segundo detrás del bahameño Steven Gardiner y logrando ser uno de los dos suramericanos en colgarse una medalla en la modalidad de los 400 metros, junto a la también colombiana Ximena Restrepo.
Una medalla de plata que sabe a puro oro, “oro de sacrificio, de amor, de lucha, oro de bendiciones del Señor para nosotros, por todo lo que hemos vivido. Una medalla de plata que apenas es el inicio de muchas más que conseguirá Anthony con el favor de Dios”, manifestó Miladis ya un poco más calmada, mucha más serena, al asimilar la gesta tan grande que el deportista había logrado para el país.
Después de la competencia Miladis recibió dos llamadas más de su hijo, juntos lloraron, agradecieron a Dios y se hicieron promesas: Él de darle más alegrías y volver pronto para celebrarle su cumpleaños el próximo 12 de este mes y ella de seguir orando por él y cuidarse para celebrar juntos muchos más triunfos.