¿Cali renace?
Fue un hecho simbólico, pero de enorme significación. Ocurrió recientemente en la llamada Plaza de las Banderas, a donde había llegado la movilización de la Minga Indígena, proveniente del Cauca, quienes hicieron público un mensaje de rectificación sobre los dolorosos acontecimientos ocurridos este año (9 de mayo) en el sur de la ciudad, en el marco del llamado Paro Nacional.
"Queremos escucharlos a ustedes, pero también que nos escuchen. El diálogo es la mejor manera de entendernos y restituir la armonía" dijeron los voceros indígenas ante líderes de la comuna 22, que incluye a Ciudad Jardín, en donde ocurrieron los hechos. Hasta pocos días antes, esta aproximación entre comunidad indígena y habitantes de
Cali, era impensable. Pero gracias a los buenos oficios de un grupo de líderes sociales, empresariales, académicos y de Iglesia (Mediación por Cali), fue posible no solo una movilización pacífica, sino que se materializó un espacio de diálogo, confianza y respeto desde el cual comenzar a tramitar algunas heridas que dejó el estallido social. La ciudad apenas comienza a recuperarse del colapso. Todavía subsisten el temor y la incertidumbre, pero están teniendo lugar acciones que empiezan a transformar la realidad de la ciudad. Estos esfuerzos deben ser no solo enaltecidos sino también decididamente apoyados. No obstante, de fondo, al tiempo que se atienden algunas condiciones que dieron origen a lo ocurrido, la ciudad sigue teniendo el desafío de construir un destino compartido (Visión Común). Se trata del mayor de los retos.
Un Acuerdo por Cali debe poder conducirnos a una ciudad, en donde quepamos todos, se descarte la violencia como forma de tramitar conflictos y podamos asumir cambios tan profundos como superar la desigualdad.