Retraso en San Pedro
La estación de Metroplús está abandonada desde 2016 y sigue deteriorándose.
● El perro Napoleón es el único que ha disfrutado de la Estación San Pedro del Metroplús durante los últimos seis meses. Este pincher, de ojos atentos y ladridos superiores a su fuerza y tamaño, acompaña el turno de uno de los dos vigilantes que se alternan todos los días para proteger un aire acondicionado que se dañó hace cuatro meses, y unas puertas metálicas que codician los ladrones.
Dos sillas plásticas (una sin brazos), unos costales, un tablero informativo con las tarifas del Sistema Integrado de Transporte de 2012, y una moto, completan el cuadro de una estación en la que lo único humano que se escucha es el radio del vigilante que ya se sabe de memoria los nombres de los habitantes de calle, a quienes saluda cuando pasan por el lugar.
Así luce hoy la estación San Pedro, del Metroplús, que desde julio de 2016 está en proceso de convertirse en centro de servicios para la comunidad, luego del pacto de cumplimiento suscrito entre el Metro de Medellín y Metroplús.
El pacto debía cumplirse en un año; sin embargo, ya ha tenido dos aplazamientos por parte de Metroplús, con el agravante de que la obra aún no comienza. Incluso, en julio pasado se declaró desierta la invitación privada que buscaba elegir a la empresa que realizaría la interventoría de estas adecuaciones.
Para Camilo Estrada, quien hizo parte en 2017 del Control Ciudadano a la Estación San Pedro, una de las características de este proceso ha sido la falta de información.
“Este es un caso que afectó mucho a la comunidad y la sigue afectando, hubo detrimento patrimonial y no hubo responsables. Encontramos una serie de actuaciones que, si bien comenzaron, no existía información detallada sobre el estado de las mismas”, subraya Estrada.
El proceso en los juzgados comenzó el 5 de noviembre de 2014 con la acción popular interpuesta por el Metro contra Metroplús.
Este proceso incluye una demanda de reconvención del Metroplús contra el Metro de Medellín, concluyó con el pacto de cumplimiento en el que se reconoce que hubo una vulneración de los derechos colectivos por parte de Metroplús, especialmente frente al acceso autónomo de personas con movilidad reducida pues la estación tiene una pendiente superior a la permitida por las normas técnicas de seguridad que rigen esta materia.