Pedrito y las murallas
ACartagena como que le cayó la maldición de Blas de Lezo por ingrata y descuidada. Le ha tocado aguantarse a los Quiroz haciendo edificios que se caen y dejan al descubierto la maturranga administrativa de la ciudad.
Le ha tocado ver desfilar 11 alcaldes en 8 años. Tuvo que ver gastarse una millonada en el viaducto de La Virgen y no en la vital doble calzada a Barranquilla para no tocar el territorio de una familia poderosa. En estos días le anuncian que una bacteria coralina se está comiendo sus murallas y los apocalípticos advierten que el corralito de piedra se va a derrumbar y ahí sí el edificio Aquarela será apenas una espinita que han exagerado.
Ante semejante acumulado de desventajas, Cartagena sobrevive pese a que su clase empresarial descuidó el manejo político y se lo entregó a una clase muy laxa, muy ruidosa y poco eficiente, a quienes los unos llaman descuidados y otros, ordeñadores del presupuesto.
Ahora, para suplir por fin la vacancia rotativa de la Alcaldía, el Directorio Nacional Conservador ha enviado una terna para que el presidente Duque escoja al nuevo burgomaestre y para conservar el nido politiquero que ha sido Cartagena desde hace décadas, la encabeza el más reconocido político de los últimos años, el antiguo congresista Pedrito Pereira.
Quienes han hecho política con él hablan maravillas de su bonhomía, de sus títulos universitarios etc., etc., pero nadie le quita que parapetado en su pedestal politiquero ha visto, sin impedir jamás atajarla, o quizás hasta patrocinado con su forma de ser, toda la debacle de Cartagena. Y es a él a quien van a nombrar alcalde.