Nada de nervios
Cuando empieza la temporada de lluvias nos planteamos la misma pregunta: ¿Qué nos vamos a poner?
La pregunta no tiene nada de extraordinario, pero sí la angustia con la que se plantea. Y lo entiendo en el sentido de los cambios de clima de Medellín y esa angustia natural que nos produce alistarnos para la lluvia y enfrentar la calle o el sistema de transporte bajo una temperatura de 24 grados, y horas más tarde encontrarnos bajo un aguacero o una ventisca apocalíptica.
Bien. Mi consejo siempre acude a esta frase: Vestirnos por capas. No se trata de sumar prendas abrigada o pesadas, que nos aumenten volumen. Pienso en vestirnos en dos tiempos: verano abajo e invierno arriba.
Por ejemplo: un vestido de mangas cortas con una chaqueta ligera de corte recto con medias tupidas y botines. ¿Sale el sol? Dejas el abrigo en la oficina o en el carro. Uno más: camisa ligera con chaqueta de jean o blazer, pañuelo pequeño al cuello, jean o pantalón oscuro y calzado cerrado. Falda plisada a media pierna, camisa o camiseta con saco liviano o chaqueta y botines.
Para que el ejercicio sea más efectivo sugiero evitar los abrigos muy pesados o las chaquetas con detalles de peluche; o, al contrario, vestidos muy cortos y vaporosos con sandalias. Dada la alternancia de temperaturas elijamos un punto intermedio.