Bailando machismo
En una de las tantas emisoras que empezó diciembre en octubre, escuché una canción que no necesariamente es decembrina, pero los bailarines aprovechan las fiestas para gozársela: ‘Te compro tu novia’.
En esta canción, los músicos valoran mucho a esta hipotética mujer porque es “buena y adinerada, no cela nunca por nada y sabe hacerlo todo el la casa, no sale ni a la esquina, no habla con la vecina, no gasta y economiza y todo lo resuelve tranquila”. Palabras más, palabras menos, un artículo que se moldee a las necesidades de un hombre.
Esto pareciera un chiste si no fuera un pensamiento instalado en el pensamiento de muchos hombres y lastimosamente, también de mujeres. Hace poco en una entrevista a un diario local un empresario dijo que prefería darle empleo a las mujeres porque eran más juiciosas y se quejaban menos. Seguimos creyendo que ser mujer ejemplar es aquella que se somete a los deseos de los demás. Este pensamiento es el que lleva a Medellín a los primeros puestos de violencia de género en el país.
La música es el reflejo cultural de lo que piensan las sociedad, pues si la gente no se sintiera identificada con sus ritmos y letras, no tendrían mayor resonancia. ¿Será que somos más críticos con los mensajes que nos quieren seguir inculcando en las canciones, donde estar borracho y usar a las mujeres para cada cosa que convenga pareciera el estado ideal de los machos?