ADN Medellin

Tejer es también oficio de hombres

Juan Salazar domina las técnicas del croché y el macramé.

- Esneyder Gutiérrez Twitter: @esneyderfo­to

● El arte de tejer no es exclusivo de las abuelas, en particular, o de las mujeres en general. Esto lo tiene bien claro Juan Carlos Salazar Botero, un paisa que a sus 46 años dedica gran parte de su tiempo libre a enseñarles en las calles a amigos, conocidos y al que quiera cómo trenzar o entrelazar hilos o fibras a mano, para formar un tejido o hacer un objeto determinad­o con las técnicas macramé y croché.

La lista de los aprendices supera los 30. “Nicolás Fernando Cuervo me enseñó croché y yo a él macramé”, cuenta el artesano que, habitualme­nte, lleva una mochila estilo wayú, lentes oscuros y luce una barba abundante.

Para transmitir su conocimien­to, no ha necesitado un aula de clase ni mucho menos un pago. A Salazar le basta el parque y la cancha al aire libre del barrio Carlos E. Restrepo, a una cuadra de la Biblioteca Pública Piloto.

Él, al igual que Cuervo, el arte lo aprendió de su madre. Ella le enseñó macramé a los 10 años. Recuerda que lo hizo porque no tenía plata para comprarle pulseras que vendían a la salida del colegio. “Solo una vez me compró una manilla de macramé, y cuando quise una más me dijo que no, que eso se hacía”, rememora. Así, la recursiva madre llegó a casa, buscó un libro en el que explicaban a tejer y le ense- ñó a hacer manillas por sí solo y a su gusto.

Más tarde, en la adolescenc­ia y en un impulso de rebeldía, el joven, a quien hoy conocen como Juan Artesano, viajó a buscar nuevos rumbos a Capurganá, en Chocó. Allí, gracias a su capacidad para fabricar artículos como bolsos, manillas, cadenas, sombreros y otras cosas, pudo mantenerse por unos cua- tro meses y enfrentar la vida. A esas tierras debe la marca Tejidos Paciencia.

Cuando veían sus creaciones, las personas le decían: “¡Qué paciencia!” y el nombre le fue calando.

Cuervo, su amigo, reflexiona y destaca que lo más importante es que el arte trabaja la paciencia.

“Sí, lo aleja a uno de los malos pensamient­os y no hay tiempo para bobadas”, agrega refiriéndo­se a la técnica de tejido que exige que al cometer un error el artesano se devuelva y comience de nuevo.

Para Salazar, tejer siempre ha sido un pasatiempo. Su principal actividad económica es trabajar en el negocio inmobiliar­io familiar, aunque, las creaciones las vende en ferias o bazares.

Tejer y crear no es solo para artistas y, mucho menos, cosa de abuelos, por eso Juan Artesano invita a las personas, sin importar su género, a que aprendan las diferentes técnicas que tiene el tejido, mientras indirectam­ente fortalecen su ser.

En el futuro la idea es vender las creaciones en redes sociales como Facebook e Instagram.

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ESNEYDER GUTIÉRREZ Juan Salazar lo enseña.
 ?? ESNEYDER GUTIÉRREZ ?? Este artesano enseña su oficio cerca de la Biblioteca Piloto; es su hobby. Su actividad principal es el negocio inmobiliar­io de la familia.
ESNEYDER GUTIÉRREZ Este artesano enseña su oficio cerca de la Biblioteca Piloto; es su hobby. Su actividad principal es el negocio inmobiliar­io de la familia.
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Este arte cultiva la virtud de la paciencia, dicen Cuervo y Salazar.

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