Amantes de la buena mesa atraen turismo
GASTRONOMÍA, VALOR EN ALZA PARA LOS TURISTAS Y LA ECONOMÍA.
● Ropa vieja en La Habana, patatas bravas en Madrid, ceviche en Lima o bandeja paisa en Medellín. Cada vez viajamos más para conocer los platos típicos de nuestro destino, algo que mueve a los propios viajeros, pero también las economías.
“La gastronomía fue una parte importante de los 9.000 millones de euros que dejó el turismo en Madrid en 2018”, dijo Luis Cueto, coordinador general del Ayuntamiento de Madrid, tras participar en el I Encuentro de expertos sobre Turismo y Gastronomía en Iberoamérica.
Para Cueto, la gastronomía de la ciudad es uno de sus mayores sellos de identidad, algo reflejado en las encuestas: “A la gente le apetece comer en Madrid, les llama la atención la oferta por su variedad, con todas las cocinas regionales y del mundo”.
“El turismo para Andorra es vital, tenemos 80.000 habitantes y 8 millones de turistas anuales”, aseguró el ministro de Economía, Competitividad e Innovación del principado, Gilbert Saboya.
Andorra está elaborando una base de datos de telecomunicaciones de sus turistas, es decir, qué visitaron, cuál fue su recorrido o dónde pasaron más tiempo, que luego compar
tirán con el sector. “Compartiremos estos datos para que un comercio sepa dónde ha estado antes o después un cliente y así crear una estrategia de atracción mejor”.
En esa misma línea, Lázaro Rodríguez, coordinador de Panamá como Ciudad Creativa de Unesco en Gastronomía, cuenta que su intención es que en Panamá “lo que venda sea su gastronomía”. “Nadie
se espera que en Panamá el desayuno típico sea chino, pero es así, queremos un concepto de gastronomía intercultural”.
Los beneficios del turismo son, probablemente, innumerables, pero también está trayendo graves problemas a las ciudades, desde un mayor nivel de contaminación por los modelos turísticos, a la masificación o la turistificación del centro de las urbes.
Rodríguez es consciente de estas situaciones y pide “políticas públicas con enfoque de responsabilidad social, de urbanismo y de regulación de la economía colaborativa (Airbnb es el gran ejemplo)”.
Una cuestión que han tenido que afrontar otras grandes ciudades, donde el turismo masivo y la aparición de los alquileres turísticos provocó alzas en los alquileres.