En La Asomadera también hay líos
de la comuna 9.
Otros líderes que prefirieron reservar su nombre explicaron a este medio que pese a sus esfuerzos por hacer uso del aula ambiental y el vivero, con estudiantes de la zona, los padres de familia se quejaron de que los llevaran a allá, un lugar que señalan como peligroso.
Fuera de esos dos asuntos, en ambos cerros, sus comunidades aledañas manifiestan preocupación por las construcciones formales e informales, pues “no está delimitado el perímetro y la gente se va metiendo cada vez más allá”, manifestó uno de los líderes.
Una esperanza aguardan quienes trabajan por el medioambiente en el componente de Ecociudad, de la actual Administración Municipal. Pese a que aún no se conoce cuál es el plan del alcalde Daniel Quintero frente a este tema. Por ahora, su secretaria de Medio Ambiente mencionó varios retos que no distan del reclamo comunitario.
“Dentro de las necesidades más significativas que hemos encontrado está la de tener una excelente articulación con la autoridad ambiental y con las demás dependencias de la Alcaldía, para poder reforzar la seguridad, hacer control de personas en situación de calle y también de construcciones ilegales”, explicó Diana María Montoya.
Al respecto de las problemáticas, como autoridad ambiental, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá explicó que cuando se reportan situaciones como daños en estas zonas, asentamientos informales, quemas o malos usos del espacio hay un debido proceso.
“Se realizan visitas e informes técnicos y se entablan las acciones pertinentes. De igual modo se articulan acciones con las diferentes dependencias del municipio de Medellín involucradas en la gestión. Es pertinente anotar que el trabajo al interior de las áreas protegidas requiere siempre del compromiso y acompañamiento de todos los actores”, explicó Juan David Palacio, director del AMVA.
Entretanto, la entidad manifestó no haber percibido desgaste en estas áreas protegidas durante la cuarentena.