ADN Medellin

Son Delicias

- EL CORRIENTAZ­O Lorenzo Villegas @lavillegar

El Turco dice que yo no tengo bicicleta sino un yunque con ruedas. En ella salgo a caminar en cicla, como le digo al paseo cotidiano. Es pesada, vieja, pero bien tenida. Mejor así, no siento miedo de cruzar calles peligrosas, llenas de personas de dudosas intencione­s. Ni me miran, saben que no vale la pena perder el tiempo con mi burra. Por eso recorro Medellín sin preocupaci­ón.

Busco los repuestos en los almacenes de biciclos que hicieron nido hace mucho tiempo entre el edificio Miguel de Aguinaga y la universida­d. ¡Cripa, rocas, lo que quiera mono!, me dicen lo flacos despeinado­s, ojos de muerto, que se arrellanan contra las paredes mugrosas.

A pesar de todo disfruto el viaje. Encuentra uno casos como la viejita que vendía cenas en Bolívar con Amador. Ofrecía unas albóndigas exquisitas en salsa de hogao, sopas, arroces, frisoles, sudados y muchas otras comidas en sus ollas reluciente­s, mesa larga de madera y mantel de hule. No pude hacerle nota, desde la pandemia no volvió a salir.

El que siempre abre es “Son Delicias”. Negocio pequeño, quiosco de esquina, tiene unas empanadas gigantes de arroz, carne y pollo por 2 mil. La arepa de huevo es enorme, trae adentro el huevo, carne y pollo, solo 3 mil. Las empanadas paisas son de arroz, frijoles y chicharrón, a 2k. Pastel de pollo y tortas de carne a 2 mil quinientos.

Almuerzas con cualquiera de esas delicias y te zampas una rechoncha jarra de jugo por 2 mil quinientos, todo rico y saciador. Cr. 52 con 80 C, atendido por su propietari­o.

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