Frenar la violencia
Estar de primeros en la lista de los países más violentos y peligrosos para los defensores del medio ambiente es una de las noticias que mayor tristeza debería producirnos. Sabernos incapaces de proteger, no solo nuestros recursos naturales, sino a quienes se dedican a defenderlos, muestra un gran fracaso de nuestra sociedad. Y lo que es peor: no es el primer año que esta situación ocurre. Según el informe anual de ONG Global Witness, Colombia lidera por segundo año consecutivo la tenebrosa lista de países en los que la defensa de la Naturaleza se paga con la vida. La mayoría de las víctimas (65 líderes el año pasado en Colombia), estaban luchando para frenar la deforestación, de acuerdo con el informe. Detrás de estos crímenes hay intereses de todo tipo, principalmente de grupos armados ilegales que ejercen control sobre los territorios para sus rentas ilícitas: la venta de madera, la apropiación de tierras para actividades agrícolas en zonas no permitidas, la minería ilegal y los cultivos ilícitos. Todas actividades que, de una u otra manera, generan subdesarrollo y destruyen el futuro de Colombia y del planeta, si tenemos en cuenta que algunas de las zonas deforestadas hacen parte de las selvas del Chocó y del Amazonas, que son patrimonio ambiental de la humanidad.
¿Hasta cuándo vamos a permitir que esto suceda sin que exijamos una acción inmediata del Gobierno contra los delincuentes? De la respuesta a esta pregunta depende nuestra supervivencia.