¿Estamos listos para una mascota?
ANTES DE RESPONDER A ESTA PREGUNTA DEBEMOS SOPESAR LOS PROS Y LOS CONTRAS Y ANALIZAR EL NIVEL DE EXIGENCIA Y CUIDADOS Y, POR SUPUESTO, EL ESTILO DE VIDA FAMILIAR.
“Las mascotas pueden ser sumamente simpáticas, tiernas y cariñosas, y por su aspecto y comportamiento suelen resultar atractivas y estimulantes para la gran mayoría de los pequeños”, explica el médico veterinario Juan José Conti Muñoz.
Según explica, los beneficios psicológicos, emocionales y físicos de la interacción infantil con los animales están comprobados: ayuda a elevar la autoestima, fomentar las habilidades para cuidar a otros, comprender la naturaleza y los ciclos vitales, aumentar la empatía con los demás, cultivar la responsabilidad y desarrollar la comunicación no verbal”.
“De acuerdo con numerosos especialistas, la convivencia con un perro es muy beneficiosa, ya que contribuye a la educación de un niño más sociable y con un mayor sentido de la responsabilidad”, señala.
Cambios en la vida familiar
Los padres han de realizar una doble reflexión: por un lado, analizar cómo reper- cutirá el animal en el resto de la familia, ya que cada uno de sus integrantes tiene sus rutinas, obligaciones y derechos. el caso es que alguien tendrá que sacar a pasear al perro o cambiarle la arena al gato, y ello requiere tiempo y a veces no es agradable.
Por otra parte, es prudente explicarles a los niños de qué manera se verá alterada su vida de diversas formas a partir de la tenencia del animal, el cual no es un juguete al que se pueda dejar aparcado. también hay que indicarle que si descuida las responsabilidades que tiene con su mascota, serán otros familiares quienes deban afrontarlas, aunque no lo deseen.
una mascota implica cuidados y responsabilidades que requieren cierta madurez por parte de su cuidador o dueño. Hay que limpiarla, alimentarla, llevarla al veterinario. además de la inversión económica que la familia debe realizar para cuidar al animal, alguien debe asumir los distintas tareas que requiere.