Intimidad del más cáncer allá
Tener una comunicación clara y directa con Nuestra pareja, recurrir a la Masturbación y asumir los procesos físicos y emocionales a los que nos exponemos cuando afrontamos una enfermedad como esta, son herramientas fundamentales para no perder el erotismo.
Para entender de qué forma muta la vida íntima y erótica de una persona que atraviesa por una enfermedad como el cáncer es necesario, primero, entender la diferencia entre sexo y sexualidad: “Sexo es la actividad en sí y la sexualidad está más asociada con la manera en que la persona se siente y se relaciona con la necesidad de expresión de amor, cariño, intimidad y contacto físico”, indica la doctora Verónica Robert, psicooncóloga, quien revela que para recobrar la pasión tras la enfermedad es clave el apoyo de la pareja.
Es cierto que tanto el erotismo como la pasión presentan altibajos, teniendo épocas más activas que otras. Sin embargo, cualquier noticia que atente contra nuestra salud afecta profundamente nuestro bienestar. “El simple hecho de pensar en morir genera un estado de alerta en el organismo, con reacciones nerviosas y ansiosas. Además, el proceso hace que la persona se sienta con rabia, tristeza, emociones que podrían dirigir la atención del paciente a todo lo relacionado con su tratamiento, quitando atención a su vida íntima”, indica Íngrid Gómez, psicóloga de relaciones y autora del libro Evolución
afectiva. Gómez explica que una persona con cáncer no le dará la misma atención o energía al ámbito sexual. “Seducir, excitarse, tener sexo como tal, lograr un orgasmo son acciones que requieren energía, y muchas veces los pacientes están agotados por los tratamientos médicos, por preocupaciones, por ansiedad, por miedo, etc.”.
El problema radica En la apatía
A menos que el cáncer tenga como foco los órganos sexuales o que haya efectos químicos de los tratamientos, los pacientes con la enfermedad pueden disfrutar su sexualidad; el problema es si existe la apatía. “La persona no estará dispuesta a vivir ese momento de placer debido en gran medida a creencias como ‘mi pareja ya no me ve bonita porque estoy calva’, o ‘porque me quitaron el seno no soy atractiva’, o ‘porque estoy en tratamiento de la próstata no me siento tan viril’; todos estos imaginarios entorpecen la fluidez sexual”, asegura Gómez, para quien no existe nada más lejos de la realidad. El peor error es suponer lo que nuestra pareja piensa o siente y no abrir un canal de comunicación directo, respetuoso y sincero. “Por otro lado, los órganos tienen significados inconscientes, y
Cuando aprendemos a disfrutar de manera individual el placer dándonos el derecho de excitarnos, le mostramos a nuestra pareja que somos seres sexuales, y eso lo invita a ‘unirse a la fiesta’.
en la sexualidad los genitales masculinos, así como los femeninos, incluidos los senos y el útero, son de gran importancia erótica para las personas; así, si están enfermos o los retiran, la persona sentirá que le falta ‘esa’ energía y percibirá un vacío e incluso incapacidad sexual”, dice. Entonces, el truco está en no suponer, no creer que el otro piensa. Hay que preguntar, hay que decir, hay que expresar. “Es muy importante mantener e incluso aumentar las caricias, el contacto afectivo, los besos y los abrazos. Estos gestos dan confianza y fortalecen el vínculo afectivo. De esa manera, aunque sea necesario parar con la actividad sexual, el contacto físico mantendrá viva la llama”, asegura.
Tener una vida sexual plena proporciona energía que invita a crear esfuerzos para tener relaciones sexuales. “Al comienzo de una relación no se requiere esfuerzo, pero pasados los años sí se requiere un esfuerzo para seducir, excitarse, tener un orgasmo, etc.