¿Madre a los 20, a los 30 o a los 40?
Cuando
se trata de la maternidad, la edad resulta muy relativa. Según nuestra anatomía, podemos tener hijos entre los 15 y los 45 años, y conozco madres que los han parido a los 17, a los 20, a los 30 y pa- sados los 40 y todas coinciden en que es lo mejor que les ha pasado. Tuve mi prime- ra hija a los 20. Recuerdo que era la más joven en la sala de espera de mis consul- tas ginecológicas, también en el curso psicoprofiláctico y, por supuesto, en las reuniones del colegio de la niña, etc. Tenía muchos miedos en ese entonces, pen- saba en si iba a poder sacar a María José adelante, en si sería capaz de guiarla y de criarla bien... Ser mamá joven no fue la de- cisión más fácil que haya tomado. Sin em- bargo, aprendí que ese camino se transita más fácil cuando hay a tu lado personas que no juzgan, sino que te ayudan a crecer; además, contar con un compañero de vida, que es el me- jor padre para mis hijos, ha sido invaluable.
Tuve a mi segundo hijo en la mi- tad de mis veinte, ya no tenía tan- to miedo como la primera vez y su llegada fue una felicidad infini- ta. Jacobo nació para completar nuestra familia de cuatro y he- mos sido muy felices. Ya entrada en mis treinta, con una hija de 15 y uno de 10, nació María Emilia. ¿Que si es mejor ser mamá a los 20 o a los 30? Creo que la edad es lo de menos. Ser madre es mi mayor lo- gro, mi mayor felicidad.
Si alguien me pidiera que me describiera a mí misma, lo pri- mero que diría es que soy madre. No hablaría de mis hobbies o de mis intereses. Pensaría en mí, antes de todo, como mamá. No me equivoco. Creo que es mi me- jor cualidad; no me define como persona, soy más cosas, pero este es mi mayor mérito, por- que lo que hago como madre me hace sentir fuerte, capaz, valien- te, poderosa. Gracias a mis tres hijos he logrado convertirme en la mejor versión de mí misma, y aunque no ha sido fácil, lo agra- dezco todos los días.
Un abrazo con todo mi cora- zón para todas las madres ALÓ que nos leen y que, como yo, han vivido con el alma esta expe- riencia maternal que nos cambia y mejora la vida sin importar la edad que tengamos, sin impor- tar si debemos recurrir a méto- dos como una inseminación o a la adopción. Para todas un aplauso muy merecido.