Alo (Colombia)

50 años de furia marica

- @soyomarvas­quez Ómar Vásquez Periodista y actor, ganador del Premio Simón Bolívar de periodismo. Investigad­or de temas culturales, de conflicto armado y trabaja con minorías sociales. @soyomarvas­quez

Hace algunos días, un buen amigo me dijo que les bajara un poco a las publicacio­nes en redes sociales con mi novio porque si me seguían viendo en pareja, en un país como este, lo más seguro es que no me contratara­n como actor o me encasillar­an en personajes gais. ahí supe que todavía falta mucho por alcanzar en materia de derechos en colombia. Tuvieron que pasar 50 años para que la policía de Nueva York ofreciera disculpas públicas por los violentos hechos ocurridos en stonewall. Tras alzar la voz hace medio siglo, el eco en cada rincón del mundo ha hecho que poco a poco alcancemos victorias otrora impensadas. Y falta mucho.

Tan solo en la comunidad LGBTI+ el hecho de salir a marchar en el pride sigue generando debate. por las maneras y hasta por el fondo. la ‘endodiscri­minación’ latente es parte del yugo social en el que hemos sedimentad­o nuestra lucha. No está

mal ser gay; el problema es que se nos note. ¿pero qué tanto hemos avanzado? Mucho. aunque lo común es ser pesimistas frente a panoramas tan tristes que involucran rechazo, discrimina­ción, hechos violentos y hasta suicidios dentro de la comunidad, bastante agua ha corrido en estas luchas. Es para muchos impensable, visto con los ojos de la actualidad, entender la clandestin­idad en la que se reunían grupos de hombres gais en espacios como arlequín, El Farol o Yango, lugares mencionado­s en los canales de la prostituci­ón gay en Bogotá.

Gonzalo Echeverry, ‘Gonchi’, y Humberto Quevedo fueron una de las primeras parejas en enfrentar el statu quo al decir sin asomo de culpa que “cada familia debería tener un hijo gay”. Un artículo titulado somos homosexual­es y no nos da vergüenza decirlo desafió todas las reglas de la cali de los años 90. Y como si no fuera suficiente, se atrevieron a decirle al mundo que adoptarían. por insignific­ante que parezca, hacia 1978, una bandera icónica nos cubrió a todos: el arcoíris que pretendía visibiliza­r la diversidad de las personas LGBTI. abrazar la diversidad y sus múltiples maneras de entenderse abrió la puerta para comprender que no hay una sola manera de ser gay.

por el lado del arte fue Miguel Ángel rojas con su serie Faenza quien en 1979 empezó a abrirse paso como un ícono de la homosexual­idad en las artes plásticas del país. como un cronista de su época que entendió que el mundo era algo más grande que las ideas extremadam­ente conservado­ras de su tiempo. Fue un salto al vacío. luego, luis caballero y lorenzo Jaramillo hicieron lo propio desafiando la moralidad insulsa que cubría a los colombiano­s ‘de buenas costumbres’. En el 92, Fernando Molano publicó Un beso de Dick, literatura con contenido LGBTI. En temas de derechos hemos tenido un aliado fundamenta­l, la corte constituci­onal. En el 98, sentenció que no podía negársele el acceso a la educación a ningún niño por motivos de su orientació­n sexual. En el 2007 se reconocen por primera vez los derechos de parejas del mismo sexo. En el 2011 confirmaro­n que no era obscena la manifestac­ión de amor de homosexual­es. En el 2015 y el 2016 se aprobó la adopción y el matrimonio igualitari­o, respectiva­mente. Y ha sido asombroso que dentro de un acuerdo de paz se haya incluido un especial énfasis en la población LGBTI, o que el Estado reconocier­a como feminicidi­o el crimen contra una mujer trans.

Hoy, incluso tenemos un ciclo rosa, emisoras, representa­ntes LGBTI+ en el congreso, en la televisión, en escenarios de poder y visibilida­d. pero esto no ha sido gratuito. Y mostrarnos, exigir, salir a lo público, dejar de esconderno­s, ese ha sido el paso fundamenta­l de transforma­ción. la furia que se ha extendido por todo el continente es desde el discurso igualitari­o. con la carta de los derechos humanos debajo del brazo y las constituci­ones de Estados democrátic­os. El orgullo nos revela que la revolución será marica o no será.

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