dra. adriana venegas
Cuando los pacientes acuden a mi consulta solicitando tratamientos de rejuvenecimiento facial, es común que refieran temor ante el riesgo de distorsionar sus facciones de una manera irreversible. Es entendible al ver tantos casos de mujeres y hombres afectados por inyecciones con productos no idóneos y por personas que no están capacitadas para aplicarlos.
Por lo general, se menciona el temor a que su cara cambie, pero su rostro YA está cambiando con el proceso natural de envejecimiento; o de lo contrario, ¿por qué están consultando? Ya están observando cambios en piel, surcos, arrugas, flacidez, asimetrías... que los hace pedir ayuda. Así que si decides realizarte algún tratamiento de rejuvenecimiento es importante que tengas en cuenta dos premisas:
Las necesidades cambian en cada década de la vida, por lo cual nunca se deben aplicar productos permanentes, ya que no son compatibles
con la piel ni con el proceso natural de envejecimiento. Esto trae consigo problemas irreversibles.
Nunca acudas a personas que no sean médicos especialistas en la materia. Este tema NO se aprende en la carrera de medicina general; para esto hay que especializarse.
Es importante que tengas en cuenta que las técnicas especializadas de rejuvenecimiento facial no quirúrgico son múltiples. No se pueden tratar todos los aspectos con un solo tipo de medicamento o dispositivo. Por ejemplo, en los casos en que la flacidez sea la que prime, es ideal comenzar con un tensado profundo que se realiza con Ultherapy. Este método tensa la piel del rostro, papada, cuello y escote, así como eleva las cejas. Las expresiones alteradas o las arrugas que ya se están marcando se pueden atenuar con un medicamento que modula la contracción muscular para tratarlas desde su origen, pero si hay cambios en el volumen facial por pérdida ósea y grasa, la aplicación de puntos de sustentación con ácido hialurónico, hidroxiapatita de calcio o la reposición secuencial con ácido poliláctico son ideales para mejorar contornos y, además, realizar un ‘lifting’. Por último, los láseres, radiofrecuencia, microagujas, peelings, entre otros, contribuyen a mejorar la calidad y el aspecto de la piel, potenciando las técnicas previas.
El tratamiento se debe realizar de una manera precisa y con pleno conocimiento de la anatomía para que no se alteren facciones ni se distorsionen contornos, sino todo lo contrario, se potencie la belleza de cada persona. El arte está en el diagnóstico, el planeamiento y en una buena ejecución. ¡Te invito a consultar!