Amor propio, el más importante
Tengo la fortuna de conocer a las mujeres más bellas y admirables de Colombia y del mundo. A mi consultorio acuden pacientes que buscan mejorar un aspecto de sus vidas y son los mejores ejemplos de empoderamiento y decisión. Cuando una persona toma una decisión que va a impactar positivamente su vida, se requiere carácter, amor propio y la convicción de que uno en su individualidad puede desarrollarse y llegar a ser una persona con todas las posibilidades de triunfar y tener éxito en la vida.
Madres, amas de casa, profesionales, arquitectas, administradoras, empresarias, fotógrafas, artistas, soñadoras, mujeres que las une una cosa en común: el amor propio, que han labrado un camino en la vida con el único propósito de desarrollarse y destacarse en sus propios campos; todas traen consigo la ilusión de verse mejor. Son estas metas las que les permiten soñar y volar a realizarlos. Y es tal vez una de las cosas que alimentan el espíritu, la capacidad de soñar. Cuando una persona cumple un objetivo o meta que previamente soñó, esta es su mayor satisfacción, una de las cosas que más te pueden dar felicidad.
Es así como mi profesión médica estética me permite brindar desde la experticia de mi labor ayuda para que muchos de los sueños que traen mis pacientes se vuelvan una realidad. Las palabras de agradecimiento y las sonrisas son la motivación más grande, y verlas tan felices le da un sentido a levantarse cada día a ejercer esta linda profesión de cirujano plástico. Brindarles a mis pacientes la mejor tecnología médica estética disponible, la mejor atención personal y mucho amor es mi compromiso siempre como profesional en una labor que potencializa la autoestima. Comprender que el amor propio actúa como esa capacidad que tenemos de querernos, amarnos y respetarnos primero a nosotros mismos para poder tener una buena salud emocional es la base del éxito de nuestras relaciones interpersonales, de llevar relaciones duraderas con los demás, de respetar al otro para que también lo hagan conmigo.
Amor propio significa muchas cosas: valorarse, estimarse, consentirse. Cada persona es un universo distinto y entender qué la hace feliz es una labor quijotesca; muchas veces sabemos qué le puede gustar a alguien, pero nunca es suficiente para conocerlo en su totalidad. Cuando actúa el amor propio es mucho más fácil porque yo, y nadie más que yo, sé qué me hace feliz. Es por eso que cuando una persona toma una decisión que le dará felicidad es la mejor tomada, es bajo mi propio criterio y una apuesta segura, yo me la juego por mí mismo, así que las consecuencias son maravillosas para este tipo de decisiones. Amarse a uno mismo es comprenderse, aceptarse en un nivel que te permita tener claro qué es lo que quieres. Siempre hay algo por cambiar, siempre hay algo por mejorar, siempre hay algo por realizar, siempre hay algo por vivir. La motivación de hacer cada una de esas cosas —cambiar, mejorar, realizar y vivir— nace de uno mismo, de hacerme primero feliz a mí mismo, para luego tener la capacidad y libertad de brindarle felicidad a alguien más.
“Cuando me amé de verdad comprendí que, en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta y en el momento exacto y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene un nombre: autoestima”, Charles Chaplin.