Empecemos a pensar bonito
El ser humano se ha enfrentado desde sus inicios a miles de enfermedades, unas pasajeras, unas agresivas y otras crónicas, pero pocas tienen el impacto emocional de un cáncer. La palabra, por sí sola, es tan aterradora, que hace que la gente se angustie y piense que se va a morir de inmediato.
A mi abuela, María Teresa Muñoz, de 72 años, le descubrieron cáncer de estómago hace cinco años. Sus hijas: Claudia (mi mamá), Adriana y Teresita (mis tías), decidieron no decirle nada y aunque se lo detectaron a tiempo, dispusieron no informarle sobre su estado y desde el comienzo la llenaron de valor y le dejaron claro que ella podía superar todo lo que se le avecinaba, pues tenía la fuerza necesaria para mejorarse.
Luego de una quimio y de una radioterapia y de un cambio de alimentación radical, de ejercicio, yoga y terapias alopáticas, comprobé, gracias a ella, eso de que los pensamientos que una persona tiene liberan una cierta química en el organismo y cada emoción se traslada en el cuerpo en sanación o en enfermedad.
Los expertos dicen que cuando existe un trauma emocional (un divorcio, una infidelidad, conflictos o enfermedad de los hijos o pareja, etc.), se genera una emoción que se manifiesta como dolor o sufrimiento. Esta sensación es el resultado de miles de neuropéptidos que revierten al flujo sanguíneo y circulan por el cuerpo. Cuando guardas inconscientemente en tu corazón esa emoción negativa y dejas que ella quede atrapada, ésta se manifiesta en tu cuerpo, generando un bloqueo energético que desemboca en una enfermedad. Por eso, el gran desafío es encontrar la paz interior para poder manejar los sentimientos oscuros, liberarlos y encontrar ese balance entre el cuerpo y la mente.
Mi abuela ‘Tere’ se dedicó a vivir a sus anchas, a dejarse consentir por sus hijos y nietos y a ser feliz, realmente feliz. No sentía miedo y, según los médicos holísticos, la ausencia total del desasosiego, reforzaron su sistema inmunológico y esto lo logró a través del amor de su familia. El amor hizo que su cuerpo y su mente vibraran en una frecuencia tan alta, que la llevó a la sanación.
Dejó de pelear por bobadas, por el desorden y por la fila larga para poder cobrar la pensión de Pedro Antonio, su esposo fallecido. La sanación de 'Tere' implicó el amarse a sí misma y abandonar todo conflicto, toda lucha y desprenderse de los apegos y de los miedos. Comprendió y agradeció por aquella enseñanza que le quedó para su vida.
El año pasado una gran amiga mía, Alexandra Santos, me regaló un libro de la terapeuta Louise Hay y conocí su teoría de la vida que se cambia, se mueve y se transforma, a través de las afirmaciones positivas. Para nadie es un secreto que mientras pienses bonito tu vida será así: amorosa, tranquila y generosa. Es un hecho y hoy nos lo confirman quienes pusieron en práctica de dicha teoría y han logrado evidenciar una verdadera revolución en sus existencias.
Todos, en algún momento, hemos escuchado eso de que "si mejoras tu manera de pensar, todo aquello que te rodea, se renueva y se convierte en lo que sueñas". Sí, yo sé, suena demasiado mágico, pero es cierto. Mi abuela se sanó diciéndose a sí misma diariamente que todo estaba bien y hoy también los invito a que empiecen a poner en práctica eso del poder de la palabra y la sintonía con lo que dicen. Asumamos con tranquilidad y convicción que algo bueno surgirá y empecemos a repetir frases bonitas que vayan en la misma vía de los deseos del alma…
Buena y feliz quincena para tod@s y espero que disfruten este especial de la Lucha contra el cáncer, en el que queremos homenajear a los sobrevivientes de esta enfermedad.