Amparo Grisales, la diosa del 'rating'
{A }Amparo Grisales siente curiosidad por los demás. Ama el psicoanálisis. Por eso, esta entrevista se inicia siendo ella la periodista y preguntándome por mi vida, mi trabajo, mis hijos; una placentera charla con una mujer divertida y relajada. Lejos de ideas preconcebidas, que la tachan de diva y de antipática, lo cierto es que la actriz manizaleña sorprende por su luz y su simpatía. Le gusta conversar, se zambulle en el diálogo buscando las palabras adecuadas, profundizando en el cómo. con Amparo todo es sentido y pasional. Es cariñosa, tiene una mirada profunda y con su tono de voz grave se deshace en gracias y por favores, y se ríe seguido, como si fuera capaz de sorprenderse con el más mínimo detalle: "En la vida no puedes pensar nunca que lo tienes todo. hay que ir siempre como si fuera la primera vez, o tal vez, la última. En definitiva, tener una actitud positiva". Me cuenta que devora los libros de Jorge Franco, carlos castañeda y Paulo coelho y que se emociona con la obra completa de Gabriel García Márquez. De vez en cuando se escapa a Madrid, Milán o Buenos Aires. "Son tres ciudades que me apasionan". No sabe cuántas veces ha visto las películas de Luc Besson, Tarantino y Alejandro González Iñárritu, y tiene tantas películas favoritas que le cuesta nombrar solo una. Siente debilidad por las galerías de arte, por las tiendas de diseño y de ropa de creadores emergentes. Por eso, seis meses antes de iniciarse las grabaciones de ‘Yo me llamo’, se escapa a Buenos Aires o a Nueva York para comprar todo el ajuar del programa. Es meticulosa y sumamente organizada, así que ya tiene listo el modelo que lucirá en cada una de las galas, y se ufana de imponer tendencias en televisión. Sin embargo, hoy, a sus 63 años, está convencida de lo importante que es trabajar en el interior, por eso revela que para desconectarse medita, respira profundo y hace ejercicio, esa es su medicina diaria.
Retorna con fuerza, disfrutando de la sexta temporada como jurado de 'Yo me
llamo'. Ha sabido madurar como artista y como mujer y asegura que su mejor versión es la que está viviendo actualmente, asus 63 años. su regreso al mundo de la interpretación ha sido sólido, y posa divina y empoderada solo para ALÓ.
En medio de la charla me sirve una taza de té con ‘goji berries’ y un postre de limón y marañón vegano, exquisito. Mientras ella bebe sorbos de su agua diurética (preparada con cáscara de piña, canela y agua filtrada) y se acomoda sobre una silla mullida de la sala de su apartamento. Es imposible no reparar en su piel bonita, en su cintura definida, en sus piernas tonificadas; si es que acaba de cumplir 63 años y parece de 40... La conversación fluye con naturalidad, en todas las direcciones... Vamos del éxito de Yo me llamo a su rutina para tener piernas firmes, de los concursantes del ‘reality’ a los 120 años que le dicen que tiene. De su dieta vegana y de lo mucho que le encantan los
chips de kale y de remolacha a la felicidad que le produjo el volver a actuar. Pero tenemos que empezar.
¿Cómo te sientes hoy?
Bastante bien. Un poco cansada luego de las jornadas de grabación tan duras, pero feliz y plena con todo lo que está pasando y con el éxito que está teniendo Yo me llamo. Hace frío, pero me gusta porque me pone melancólica, me agrada el color de la ciudad, es linda Bogotá, y su clima.
En este punto de tu vida, ¿no estás cansada de responder entrevistas?
No, lo hago con muchísimo gusto y cariño.
¿Cómo ha sido esta nueva temporada del programa?
De muchos cambios, la gente es fiel y adora el buen humor que hay en el show; también, el que tengamos participantes tan talentosos y el trabajo que hay en la escuela. Lógicamente, los cambios saltan a la vista a medida que va avanzando el programa, está muy bien hecho.
¿Extrañas a Calzadilla, tu gran amigo?
Mucho. Digamos que estoy estrenando familia; todos están muy bien, cada uno vive en su rol, pero yo siempre he dicho que los desapegos no son fáciles, y con Calzadilla venía desde la primera temporada, es mi amigo, lo quiero mucho y lo extraño, pero uno se acostumbra también a los nuevos presentadores.
¿Qué tal los concursantes?
Lo más importante del programa son ellos, pues nos brindan buena música y otros, mucho humor, que son los que llamamos freak y solo van para tener sus 5 minutos de fama. Somos una escuela en donde se les enseña desde afinar hasta tener una postura corporal y pensar como el cantante original, y eso es lo que a mí me gusta de Yo me llamo. La temporada pasada también tuvimos un muy buen rating,y es gracias a las personas que nos abren las puertas de sus casas.
¿Cómo te va con tus compañeros del jurado? ¿Son tan reales las peleas que a veces tienen?
Entre los jurados verán de todo, enojos, reconciliaciones, pero es un muy buen equipo: César es mi amigo desde hace muchos años, nos conocemos desde que Fanny Mikey montaba tantas obras de teatro musical. Yo lo adoro, él es el que me contiene, es mi cómplice, lo adoro y lo admiro. Jessi tiene un gran sentido del humor; interactuamos, y ha ido aprendiendo la mecánica. Él se va integrando, también peleamos, pero seguimos siendo los mismos de siempre. Nada de lo que pasa ahí nos hace perder nuestro cariño. A Valerie ya la conocía, somos amigas; y de Calero conozco su trabajo. Es un programa lindo, y cada uno de los que estamos ahí ponemos nuestro granito de arena.
Ya son 6 temporadas al aire, cuando miras atrás y ves el camino recorrido, ¿Cómo analizas tu aporte al programa?
Vivo muy agradecida con las personas que abren las puertas de sus corazones y de sus hogares. Es más la gente que dice cosas lindas que la que me critica. Es interesante porque los comentarios feos son los que te ayudan a volverte fuerte. Dicen que los enemigos te fortalecen el carácter, y hoy sí respeto la opinión de los demás.
¿Cómo defines tu rol?
Yo le he puesto una nota de humor, de decir verdades, no solo a los participantes sino en general, y esa es mi esencia. Creo que lo más importante en la vida es ser espontáneo, pero de una manera responsable porque uno tiene que observarse y escucharse; hay que ser impecables con la palabra, y eso lo he aprendido con mis meditaciones y todo el proceso holístico que he tenido. Ya no me pongo furiosa.
¿Cómo aprendiste a controlarte?
Sé atajar cuando se desbocan las cosas, ya soy más consiente de la palabra, de lo que hago, de cómo debo digerir los comentarios para tener el espíritu tranquilo. Todo es luz, creo que todos los que estamos en este medio de televisión también tenemos que encender los corazones. Creo que he puesto mi granito de luz violeta, que es la de Saint Germain, es la de la divina presencia, que está dentro de uno. Y las mujeres tenemos mucho poder para contagiar al mundo con positivismo.
Te han crititcado por ser supuestamente machista…
Me parece que no se puede cambiar la naturaleza humana de un día para otro. Creo que todo radicalismo es malo, en todo sentido, en la religión, en la política, y ahorita con el feminismo también. Siempre he dicho, para enojo de muchas feministas, que no han sabido asumir el empoderamiento con sutileza y no podemos dejar de ser femeninas y el que ellos sean caballerosos, porque los hombres ya tienen miedo hasta de decirte un piropo lindo, de mirarte...
No pierdo el tiempo en desesperarme por lo que se viene,me reconforto sabiendo que he vivido mi pasado del mejor modo que he podido y no me exijo ni me recrimino por lo que no supe o no pude hacer mejor. ¿Para qué?"
"La aceptación se
ha instalado en mí, ya no me molesto en pelear contra lo que sé que no debo pelear. Vivo con una sonrisa, que crefleja
mi estado interior".
Pero es que hay algunos que sí se pasan… ¿Nunca viviste un acoso así?
Si alguna vez tuve un acercamiento forzado de algún tipo, creo que me supe defender muy bien, pues no me volvió a pasar. Nunca me metí al cuarto de un hombre si me estaba buscando para ‘eso’, simplemente tengo intuición femenina y sé qué busca cada cual, uno no debe abrir puertas si no quiere.
¿Cómo te va con las redes sociales?
Me gustan, las disfruto, pero sin excesos. Me preocupa que los jóvenes no sepan comunicarse, mirarse o hablar, por estar pegados a una pantalla. Yo no creo que pueda existir la inteligencia artificial real, el hombre es irreemplazable por más inteligente que sea el robot.
Hablemos de las ‘Muñecas de la mafia’…
Hubo muchos cambios, y creo que cuando es una saga, por decirlo de alguna manera, no se le puede dar la vuelta al papel y a la historia del todo. Creo que le faltó humor y también otras cosas que no diré, pero ya viéndola editada, no era lo que yo me esperaba.
¿Por qué?
Me dio tristeza porque venía de una primera temporada con una música espectacular, con un reparto único, y creo que se les dio relevancia a personajes que no tienen tanta experiencia y volvieron la serie monótona.
¿Gozaste dándole vida a Lucrecia de nuevo?
Mi personaje es hermosísimo, pero creo que no le supieron sacar provecho. Los escritores se descacharon porque no fueron consecuentes con la forma como comenzó mi personaje. Tendrán sus razones, pero no estuve de acuerdo. Muy triste porque pudo haber sido espectacular, como la primera temporada.
¿Disfrutaste el volver a actuar?
Es mi pasión, adoro actuar; creo que estoy en una madurez como actriz impresionante, así como lo estoy personalmente. Amo lo que hago, y por eso siempre queda la huella de lo que he aprendido, y lo importante es que se quede en el corazón de las personas y fue un personaje que la gente aplaudió. Estuve muy bajoneada con lo que salió al aire, pero Dios es tan grande que puso el programa de ‘Yo me Llamo’ ahí mismo, para no tener tiempo de deprimirme. Pasan cosas, pero no debes dejarte mortificar porque siempre tienes una recompensa, hay un balance y sincronía con el universo.
Acabas de festejar tu cumpleaños 63, ¿disfrutas el cumplir años?
Claro. Esta vez celebré en las grabaciones, me decoraron muy lindo mi camerino con bombas doradas y con un letrero precioso y Jessi me cantó el cumpleaños feliz. La verdad es que a estas alturas tengo la autoridad que me dan los años. He tenido muchas vivencias, y eso me da la opción de poder compartir mis reflexiones, pero sin pretender imponerlas.
¿Qué es lo mejor de la madurez?
El poder ser más objetiva. A estas alturas ya no aprovechas para gritar los desencantos, ni para opinar desde las frustraciones, ahora vivo más tranquila y reposada. Antes se respetaba lo que decían los mayores porque tenían sabiduría o, por lo menos, experiencia. Ahora no se valoran del mismo modo...
¿Disfrutas más la vida hoy en día?
A mis años, la vida se relativiza, lo que antes asustaba pierde su capacidad, ya no tengo miedo. La verdad es que los abrazos saben mejor, el amor es más intenso y las sonrisas son más serenas porque se sonríe desde el alma. He vivido intensamente y por eso sé lo que sé. He pasado por casi todo, por lo bueno y por lo malo, por eso la prudencia es mi compañera ahora.
¿Ya no tienes miedo a la soledad, por ejemplo?
No. Miro la vida y el mundo y las cosas y la gente desde el respeto, pero sin miedo.
Puedo callar cosas que antes me hacían explotar con rabia y puedo decir con toda la tranquilidad otras que me callaba. Ahora miro todo con calma, algo que solo pueden entender los de mi edad.
¿A estas alturas te arrepientes de algo?
No, de nada, mi vida ha sido maravillosa gracias a Dios y al cielo, he vivido con pasión. Una de las cosas que deseo transmitir a los jóvenes es que hay que dejar el arrepentimiento, en este punto es cuando entiendes que la vida es IRREPETIBLE y que es IRRECUPERABLE, y por eso a mis 63 vivo la vida con más alegría.
¿Piensas en el futuro?
No pierdo el tiempo en desesperarme por lo que se viene, me reconforto sabiendo que he vivido mi pasado del mejor modo que he podido y no me exijo ni me recrimino por lo que no supe o no pude hacer mejor. ¿Ya para qué?
¿Y el amor Amparo?
Está ahí, vive en Brasil y nos vemos seguido; me encanta, ya llevamos tres años juntos, pero no quiero contar más de él; si cuento, lo pierdo. En el amor, la aceptación se ha instalado en mí, y ya no me molesto en pelear contra lo que sé que no debo pelear, si está lejos, es por algo. Las cosas llegan cuando tienen que llegar, y ya no tengo afán de ningún tipo. Soy feliz así como estoy.
El amor forma parte de nuestra vida, pero para amar de verdad primero nos tenemos que conocer a nosotros mismos”