Cuatro emprendedoras top
Nos revelan sus claves de éxito laboral
AUTOEVALUACIÓN, RETARSE A SÍ MISMAS, COMPROMISO, INTELIGENCIA, CAPACIDAD, INGENIO Y CONEXIÓN EMOCIONAL SON ALGUNAS DE LAS ARMAS PARA SOBRESALIR EN EL MUNDO LABORAL. UNA PAREJA Y TRES MUJERES NOS REVELAN SUS CASOS DE ÉXITO, SUS APRENDIZAJES, SUS LECCIONES DE VIDA Y CÓMO HAN LOGRADO LEVANTARSE PARA PODER POSICIONAR SUS MARCAS HACER SUS SUEÑOS EMPRESARIALES REALIDAD.
La vimos crecer en las pantallas de televisión, pero desde niña dejaba ver su vena para los negocios. manuela González se las ingeniaba para vender pulseritas en el colegio, y recuerda que mucho más pequeña creó con una amiga un mercado de pulgas en la esquina de su casa para salir de los juguetes que ya no querían tener, pero obteniendo ganancias. Para la actriz resultaba extraño ese comportamiento, teniendo en cuenta que
creció en medio de una familia con inquietudes artísticas. Su padre era arquitecto, su madre poetisa y escritora y sus hermanas también eligieron carreras en ese orden. “Ese lado mercachifle nadie en mi familia lo ejerció”, apunta entre risas Manuela. Bueno, nadie salvo ella.
Que le gusten los negocios surge también de una necesidad personal, porque desde que tenía 14 años vio las dificultades económicas en su casa, y a los 18 perdió a su mamá. “Desde muy chiquita trabajé en muchas cosas, durante mis vacaciones del colegio lo hacía en una papelería en la Calle 85 en Bogotá y siempre estaba buscando posibilidades que me dieran dinero para pagarme, por ejemplo, mi carrera en la universidad”, asegura la actriz bogotana. Por eso desde que comenzó a trabajar como actriz hizo muy buen uso del dinero que ganaba. El sueldo de la primera telenovela en la que participó lo invirtió en la compra de su primer apartamento, y no es gratuito que años después, tras empezar su relación sentimental con el empresario Andrés Vasco, unieran talentos y decidieran incursionar juntos en el emprendimiento.
Como no quería volver a vivir la escasez económica de su infancia, aprendió a ser cautelosa y por eso también soñaba con una empresa independiente de su carrera: “Mi trabajo como actriz es muy inestable, y eso que he sido muy afortunada porque desde que empecé no ha habido un año en que no trabaje, así sea en un proyecto pequeño, pero he vivido la zozobra de esta profesión”, dice. Ese gusanito por los negocios creció más desde que es mamá, y eso la impulsó a hacer empresa. Hace seis años, cuando Manuela estaba grabando una serie en México, vio en “un supermercado una máquina con cocos que los pinchaba, les sacaba el agua y luego la envasaban y la vendían, y yo me pregunté ¿cómo era posible no tener algo así en Colombia, donde hay cocos y además son un fruto maravilloso?”, recuerda.
Esa inquietud se la expresó a su pareja, Andrés Vasco, que tenía una amplia trayectoria en multinacionales, pero también quería montar su propio negocio. A los 12 días, él la sorprendió con la compra de una procesadora de coco, y desde ahí no hubo marcha atrás. “Yo me asusté cuando me contó”, dice la actriz. Pero decidieron arrancar con su negocio cocotero: “Tenemos con mi esposo Cocolmex, nuestra empresa, y trabajamos con A De Coco*, de México, que está en más de 1.200 puntos en Colombia, montamos ya nuestro e-commerce y contamos con una lista de embajadores Adecoco lovers que adoran la marca y le enseñan a la gente opciones deliciosas para tener una mejor calidad de vida”, cuenta Manuela.